Valor & Ideas/José Miguel C. Núñez Núñez

Echeverría, Trump y Peña Nieto

Triada de personajes estrechamente vinculados y cercanos ideológicamente a López Obrador, ya como gobernante y ahora como presidente.

Una de las plumas, desde las páginas de La Jornada, que aplaude y secunda la narrativa del presidente Andrés Manuel, es Enrique Galván Ochoa, autor de “El estilo de Echeverría” (Ed. Costa-Amic, 1975).

En su texto, Galván Ochoa se refiere a Luis Echeverría, como el “… hombre que se ha empeñado en instaurar un cambio en la realidad nacional, desde sus estructuras económicas y políticas hasta las mentales”. Para que no quede duda su filiación echeverrista, escribió: “… Echeverría ha corregido desvíos del gobierno heredero del triunfo de la Revolución de 1910…”

Galván Ochoa es libre de escribir lo que quiera y como quiera, pues es su derecho. Puede corroborar en La Jornada su columna “Dinero”, dedicada a secundar la narrativa de López Obrador presidente, al igual que lo hizo en su momento con la narrativa de Echeverría, con todo y Tlatelolco 1968, jueves de Corpus 1971 y el golpe a Excélsior.

Tan cercano a López Obrador, que Galván Ochoa es parte del comité encargado de seleccionar a los colegas que podrán acogerse al programa de Seguridad Social para periodistas por cuenta propia, dado a conocer por el presidente.

Otro personaje que remite a Andrés Manuel, con Luis Echeverría, es José Ezequiel Iturriaga, quien escribió en el semanario “Oígame”, del tres de enero de 1970, siendo la nota de portada: “Luis Echeverría… será el mesías?” e inmediatamente apunta: “El “Cuarto Movimiento” de nuestra sinfonía histórica”. En el texto de su colaboración, habla del “cuarto tempo”.

José Ezequiel Iturriaga, llegó a ser director adjunto de Nacional Financiera. Desde entonces y tal vez encontremos que sexenios atrás, hubo quienes planteaban lo que hoy se usa como eslogan: “La cuarta transformación”. Que quedó en eso: eslogan publicitario.

Finalmente, dos contemporáneos con pasado priista: Julio Hernández López, autor de la columna Astillero de La Jornada y López Obrador. Julio twitteó: “#LuisEcheverría quiso engañar con un izquierdismo retórico: “apertura democrática”, seducción de intelectuales propicios, populismo priista. Simuló remover el sistema y terminó envuelto en la locura política, dictando órdenes estrafalarias, proclamando “cambios” insostenibles”.

Como era de esperarse, hubo internautas que cambiaron el nombre de Luis Echeverría por el de López Obrador, en tanto la similitud es más que evidente. En descargo de Julio, él no ha apoyado acríticamente al presidente.

Trump se dice amigo de López Obrador y viceversa. Tanta “confianza” se tienen y tanta la similitud ideológica, que Andrés Manuel no felicitó a Biden, cuando fue declarado ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El punto es que Trump puede afirmar lo que se le antoje sobre el presidente López Obrador y éste, nunca lo ha desmentido.

En plena campaña para las presidenciales de 2024 en Estados Unidos, Trump, desde Alaska, el sábado 9 de julio pasado, afirmó ante sus seguidores que: “… obligó a México a desplegar 28 mil soldados en su frontera sur e impedir el tránsito de migrantes desde Centroamérica, con la amenaza de imponer barreras arancelarias al comercio entre ambos países… el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ofreció a realizar un despliegue mayor de elementos de seguridad de las corporaciones mexicanas, si era necesario.” (Publimetro. 10.07.2022).

Andrés Manuel se ha desvivido en halagos, reconocimientos y gratitudes para Enrique Peña Nieto. Que la Fiscalía General de la República, vaya a iniciar proceso judicial contra el expresidente, está por verse.

El 15 de febrero de 2017, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, publicó una investigación en donde ofrece pistas sobre la ruta de los 10.5 millones de dólares que la empresa brasileña Odebrecht repartió en México; 4.5 mdd correspondían al sexenio de Felipe Calderón y 6.5 mdd a la administración de Enrique Peña Nieto (2013-2014).

Del 13 de abril al 13 de agosto de 2017, derivado de la publicación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, autoridades mexicanas reciben denuncias en contra de Emilio Lozoya Austin, director de Pemex, por recibir sobornos para favorecer a la empresa brasileña con obras para Pemex.

El proceso judicial siguió, ya estando en la presidencia López Obrador, el 15 de febrero de 2019, la Fiscalía General de la República da a conocer que la PGR acordó no proceder en el caso de sobornos de la firma brasileña.

El 5 de julio de 2019, la Fiscalía General de la República obtiene orden de aprehensión contra Emilio Lozoya Austin, su esposa, su madre y su hermana por Caso Odebrecht.

Emilio Lozoya quiso ser o buscaron que fuera el instrumento para involucrar a exfuncionarios, exlegisladores y políticos, en el caso que más fue utilizado para mantener viva la esperanza de que se combatiría la corrupción y la impunidad, que sin embargo ha quedado solo en narrativa.

Echeverría, Peña Nieto, Trump y López Obrador, se parecen por usar la democracia para alcanzar el poder y ya en el poder, lo ejercen autoritariamente, atentando contra la democracia, como en su momento lo hicieron Hitler y Mussolini.

Se niega información que es pública en materia de adquisiciones y de gasto, como no había ocurrido en los últimos 20 años. Hoy, Pareto se aplica al revés, 80 por ciento o más de las compras públicas, ya no se licitan. Negar información pública y hacer compras sin licitar, es regresar precisamente a la época del echeverriato: corrupción, impunidad, injusticia, desigualdad, pobreza.

El caso Peña Nieto, será una buena trama, con la que mantendrán ocupado al respetable, como pasó con Emilio Lozoya. Sexenio de narrativa. Sexenio de telenovela. Pobre México: seis años perdidos.

Por ello urge que la sociedad, las universidades, las organizaciones de todo tipo, fortalezcan desde sus trincheras, a los contrapesos que todavía quedan, como son los casos del INE y del IFAI. Sin la permanencia autónoma de ambos organismos, México está en grave riesgo de regresar a la época de Echeverría y peor, al siglo XIX.