Piña perderá la SCJN; Claudia tendría 7 ministros
John M. Ackerman, esposo de la titular de la Secretaría de la Función Pública, apunta en su colaboración de “Proceso”, la urgente necesidad de recaudar más. Punto que he planteado aquí como condición para que pueda ser posible la cuarta transformación y motivo por el cual he insistido en que Muñoz Ledo y Ricardo Monreal, tienen la grave responsabilidad de su éxito o de su fracaso, ya que dependerá del trato que brinden a las y los inversionistas desde el Congreso federal con sus iniciativas y reformas legislativas, en tanto si crece la inversión, aumentará la recaudación, pero si la inversión decrece, la recaudación no va a aumentar y peor, los empleos se perderán.
Sin embargo, a pesar de todas las credenciales académicas que se carga Ackerman, sus análisis pierden objetividad al ideologizarse. Sino veamos que apuntó en su trabajo “Recaudación Urgente”. Dice: “Uno de los legados más nefastos de la larga noche neoliberal ha sido la destrucción de la capacidad recaudadora del Estado mexicano”.
Como si antes de esa “larga noche neoliberal” el Estado mexicano hubiera logrado recaudar más. Cualquier lector puede consultar, incluso en libros de Historia y va a encontrar que México nace sin tener capacidad recaudatoria, cuanto más para recaudar impuestos en un territorio tan extenso, que abarcaba la mitad sur de Estados Unidos. Al tener lugar la Independencia, la mayor parte de los impuestos quedaron en manos de los estados, los que debían entregar al gobierno federal, un pago mensual contingente, el cual casi nunca se pagó. El gobierno federal al no tener fiscalmente territorio y ser sus gastos superiores a sus ingresos, empezó a endeudarse. En 1844 el déficit era del 34.2% (R. Barbara Tenenbaum. Citado por Carlos Elizondo Mayer-Sierra en “Con Dinero y Sin Dinero”). Al no poder pagar las deudas, México fue invadido. Gobiernos débiles, sociedad dividida, sin estabilidad política, dieron como resultado rotación continua de presidentes del país y la pérdida de más de la mitad del territorio nacional.
Independientemente de lo ocurrido en materia política durante el porfiriato (en tanto eliminar o encarcelar a los opositores, fue algo corriente durante todo el siglo XIX. Bueno, no solo en ese siglo), es un hecho que Porfirio Díaz debe mucho de su larga y continua estadía en el poder, a su cerebro financiero y fiscal, José Yves Limantour, quien logró por fin, cierta estabilidad económica, aplicando el principio más simple de la Economía: gastar menos de lo que ingresa. Desde luego, no podemos, mucho menos ahora, tomar como ejemplo al porfiriato, que si bien los lastres sociales que nos legó, fueron muchos, también es cierto que tales lastres fueron legados por todos los gobiernos anteriores.
Entre 1900 y 1910, la recaudación del gobierno mexicano era del 5.35% del PIB (Aurelio Nuño. Citado por Elizondo Mayer-Serra). Obviamente al finalizar 1910, la recaudación cayó. Con esos datos, es fácil deducir que la recaudación de los
gobiernos mexicanos durante el siglo XIX fueron inferiores a ese 5.35% logrado durante la primera década del siglo XX. En 1929, la recaudación lograda por el gobierno mexicano fue del 6.7% del PIB, según Iturriaga de la Fuente, citado por el mismo Mayer Serra. En 1960 se llegó a recaudar el 6.31% del PIB, conforme a datos de la propia SHyCP. El asunto es que entre 1960 y 1970, la deuda externa pasó de 813.3 millones de dólares a tres mil 280.5 millones de dólares, representando el monto de la deuda, en el primer caso, el 6.1% del PIB, pasando a 9.2%, que comprometía ya, el 26.3% de los ingresos.
Durante los sexenios de Luis Echeverría y López Portillo (que al parecer añora Ackerman. Los añora, porque no sufrió en carne propia, las tremendas devaluaciones e hiperinflaciones que las familias mexicanas tuvieron que soportar bajo ambos presidentes), la situación empeoró, aderezada con fuga de capitales y mayor pérdida de empleos. Las devaluaciones, seguidas y de magnitudes tan altas, obligaron al gobierno mexicano, al iniciar el año de 1993, a quitarle tres ceros al peso. Es obvio entonces, que durante los gobiernos de ambos mandatarios, la recaudación cayó todavía más.
Los datos históricos en torno a la recaudación en México, no avalan la afirmación de Ackerman, en tanto durante la “larga noche neoliberal”, se logró recaudar el doble de lo que se recaudaba en los años 70´s y 80´s y el triple de lo que se recaudaba al iniciar los 60´s. Las evidencias saltan a la vista. Basta echar un vistazo a periódicos de los años 70´s para atrás y ver los datos de Inegi. Las fotografías periodísticas, retratan las condiciones de la mayoría de las calles en la mayor parte de las poblaciones de México, luciendo sin postes de alumbrado público y muchas, muchísimas, sin pavimentar. Las carreteras federales, terribles. Cheque los datos de Inegi: altos porcentajes de población viviendo sin energía eléctrica, sin agua potable y las condiciones de pobreza e insalubridad de la gran mayoría de las viviendas en los años 70´s y para atrás.
Hay mucho que corregir y que trabajar para aumentar la recaudación, pero hoy, las condiciones de vida, son superlativamente mucho mejores, que en los años 70´s.