Opinión/Felipe de J. Monroy
A dos semanas de las elecciones, dígase lo que se diga, democráticas, como no lo eran en los años que añora López Obrador: los 40´s, 50´s y 60´s, tampoco en los 70´s y 80´s. Dicho lo anterior y estableciendo como criterio de Democracia: el voto.
Las encuestas, pueden acertar o no. Existe un universo de indecisos que pueden ir en contra de las tendencias de las encuestas. Hay también un universo de ciudadanos que han dicho que no van a votar, pero pudieran cambiar su posición y finalmente ir a votar.
Nada está escrito. Nada es definitivo en estos tiempos. Vivimos tiempos líquidos, donde nada es firme ni seguro.
Lo único seguro el día primero de julio, será el voto. Éste, por más que alguien diga que “éste arroz ya se coció”, “del plato a la boca, se cae la sopa”. Aquí mismo en Tlaxcala, se han dado muchos casos de precandidatos y candidatos, que en las encuestas, ni pintaban y al final, terminaron ganando. Como en el beisbol, esto no se acaba, hasta que se acaba.
Y no se acaba el día primero, pues todavía tiene que darse el resultado oficial. Así que nadie puede cantar victoria antes de tiempo.
Si queremos seguir consolidando el proceso de transición a la Democracia, en tanto Democracia no es solo elegir a nuestros gobernantes, sino democratizar todos los espacios y medios a los que pertenecemos, o donde nos desenvolvemos y participamos: sindicatos, asociaciones diversas y los propios partidos políticos, que dicho sea de paso, no han cumplido como escuelas de Democracia.
Reitero algo que ya había planteado aquí mismo, como clave para evitar que el poder político se concentre en una sola persona y que Enrique Krauze está argumentando también históricamente: “México no debe volver a ser un órgano de un solo hombre, a México lo construimos todos. México somos todos… El Congreso es el principal dique de contención para limitar el poder absoluto…” (El Financiero. 15.06.18)
Dice Krauze: “Cuidemos que el próximo presidente no tenga la mayoría del Congreso… El Congreso debe ser plural… evitemos la concentración del poder absoluto en una sola persona” (ibid), por lo que invita a todas y todos los mexicanos, a votar por partidos distintos para diputados y senadores, de los partidos por el que vayan a votar para presidente de la República.
Es decir, dividir el voto, para que los diputados y senadores sean de partidos distintos, a los del próximo presidente.
Gracias a que ha habido mayoría de diputados de partidos distintos al presidente, es que se han hecho del dominio público, hechos y situaciones irregulares e ilegales, que como quiera que sea, ponen un freno a ambiciones mayores y peores tropelías.
Si se vota por los mismos partidos políticos para presidente, senadores y diputados, estarán en riesgo tus derechos políticos, derechos que apenas estamos ejerciendo de 1997 hasta nuestros días. Apenas tenemos usándolos, 20 años y el primero de julio, podríamos dar un paso atrás, retroceder.
«Sin derechos políticos, la gente no puede estar segura de sus derechos personales”. (Tiempos Líquidos. Zygmunt Bauman. TusQuets Editores)
En tu voto, con tu voto, decidirás el futuro inmediato de México. Este poder ciudadano que apenas tenemos usándolo 20 años, tenemos que afirmarlo y confirmarlo en ésta época que estamos inaugurando todas y todos, en el presente siglo XXI, siglo líquido, pero a la vez, permanente en cuanto a su fluidez, en tanto los cambios mundiales no paran. México está inmerso en esos cambios, lo que condiciona al próximo gobierno de nuestro país, cualquiera que sea éste.
Tropelías, corrupción, las ha habido desde la época prehispánica. Desde entonces hemos vivido bajo instituciones extractivas y por lo tanto excluyentes, generadoras de desigualdad e injusticia social, de pobreza.
A partir de 1997, pudimos empezar a modificar esa exclusión y extracción secular, gracias a que la Cámara de Diputados, gracias al voto de mexicanas y mexicanos, ya no quedó bajo control del mismo partido del presidente.
A partir de ahí, empezamos a ver una mayor participación de mujeres en las cámaras de diputados y senadores; empieza a ser realidad la división de poderes; el Poder Judicial empieza a resolver juicios en contra del gobierno en sus tres niveles; los derechos humanos irrumpen en México, entre otras muchas oportunidades y posibilidades igualitarias que empiezan a abrirse, apenas hace 20 años. Lo mismo ocurre con la libertad de expresión, la transparencia y la rendición de cuentas.
Si tu voto, lo divides, ejercerás un voto más libre.