Soy una mujer de causas y de lucha: Ana Lilia Rivera
CDMX, 1° de octubre, 2017.- Se habla de la necesidad del regreso a la normalidad después del impacto traumático de los sismos recientes. Situación que no puede dejar de ser sólo un deseo a continuar con la “vida normal” sino que tendría que tener la posibilidad de cuestionar esa supuesta normalidad.
¿Qué múltiples sentidos puede tener esta vuelta a la normalidad, después del sismo del 19S en nuestro país? ¿Y específicamente en la Ciudad de México? Lo que sucedió con la tragedia del sismo es que la lógica habitual quedó suspendida, se experimentó un impase que trastocó nuestra experiencia cotidiana, a tal grado que se tuvo frente al movimiento telúrico, una movilización de esa ya casi olvidada sociedad civil. Se abrió una grieta para pensar que otros mundos pueden ser posibles.
Sin embargo, también hemos sido testigos que nuestro desprendimiento de esa normalidad no es completa. Que se han osificado prácticas mezquinas y de abuso de la sensibilidad para generar epidemias emocionales que intentan posicionar a un gobierno federal con los índices históricos de desaprobación, así como el rating del emporio televisivo, además de la rapiña de ciertos gobiernos que sacan raja de la tragedia. Administración de la población del trauma, con base en una teoría de shock.
Y sobre esto aparecen los andamiajes sólidos de esa normalidad. Por ejemplo, en el centro de acopio en el Parque Pushkin donde se concentran los víveres pero cientos de personas en distintas actividades, sobresalían unas cuentas que acampanan allí, que eran un par familias hñähñu, vecinos también de la Roma pero que no pudieron contar con un amigo que los recibiera amablemente en su departamento o no pudieron pagar un hospedaje en un hotel. Para estas familias el parque era su casa, allí en la intemperie.
Aquí se pueden observar las relaciones asimétricas de quienes vivimos la Ciudad de México. De lo anterior se desprende el comunicado que dio a conocer las Brigadas Autónomas, denunciado el intento de despojo territorial y desplazamiento forzado de las familiashñähñu en la colonia Condesa.
Pero que se podría extender a los predios donde viven otras familias de la misma nación originaria en las colonias Roma y Juárez. En el comunicado se puede leer: “Los compañeros indígenas (sic) han acampado en la calle y enfrentan no solamente la indiferencia y el desprecio del Estado y el capital, sino también el racismo, el clasismo, la discriminación, el desprecio y las calumnias de algunos vecinos de la colonia Condesa.” ¿Este es nuestro tan anhelado regreso a la normalidad?
El autor es de origen Ñuu Savi y académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM. Licenciado en Ciencias de la Comunicación con la opción terminal de Comunicación Política por la FCPyS; Maestro en Comunicación y Política; y Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Comunicación y Política por la UAM Xochimilco ([email protected])