Acuden católicos a tomar ceniza, comienza la Cuaresma

Ayuno, penitencia y abstinencia marcan el inicio de la cuaresma en este miércoles de ceniza.

TLAXCALA, Tlax., 14 de febrero de 2018.-El miércoles de ceniza se caracteriza por entrar en ayuno, someterse a la abstinencia y a la penitencia además de hacer una reflexión en la vida propia para corregir el actuar y apegarse a los mandatos católicos que rige la biblia católica indicó la iglesia.

Desde temprana hora, algunos templos católicos de la entidad llevan acabo la celebración religiosa que marca el inicio de la cuaresma y que con ello se pone la tradicional cruz de carbón en la frente, el cual se obtiene a través de la quema de las Palmas benditas que fueron presentadas el domingo de Ramos o de la quema de algunas imágenes religiosas que por su deterioro es imposible restaurar.

“Las cenizas nos recuerdan que Polvo eres y al Polvo volverás.”

Sin embargo por las afectaciones que sufrió la iglesia de San José el pasado mes de septiembre por el terremoto está continúa cerrada por lo que la misa se realizó a lado de las oficinas de la diócesis a las 7 horas y durante el día y hasta las 17 horas se pondrá la cruz de ceniza, situación que además ha hecho que cientos de católicos acudan a la iglesia que se encuentra en las inmediaciones del Ex convento de San Francisco, donde a partir de las 16 horas se llevarán acabo confesiones.

La cuaresma o “cuadragésima” como también se le conoce se distingue por rememorar la muerte y resurrección de Jesucristo, en este periodo se suelen realizar oraciones y obras de misericordia las cuales se complementan con el ayuno y la abstinencia.

El ayuno se practica el día miércoles de ceniza y el viernes santo, en tanto que la abstinencia se practica los viernes de cuaresma donde no se debe comer carne.

El ayuno se es practicado especialmente por adultos, mientras que la abstinencia aplica para todos.

Además, esta temporada se caracteriza por revestir los templos en su interior de color morado el cual indica tiempo de penitencia y preparación hacia Jesucristo, mismo que es propicio de la mortificación.