La Armada de México es un baluarte de libertad: Claudia Sheinbaum
MORELIA, Mich., 6 de junio de 2017.- Enrique Ochoa se escucha sereno pero muy acelerado. Con mucho impulso. Y determinante:
“No. No existe la mínima posibilidad de volver al pasado. Los 80 no volverán, ni por asomo”.
–¿Es cierto que hay negociaciones para entregarle Coahuila al PAN?
–El PRI ganó legítimamente las gubernaturas de los estados de México y Coahuila. Así lo dicen las actas en nuestro poder, y los resultados de los órganos institucionales. Y así lo decidió el voto popular. No hay, entonces, ni por asomo, ninguna posibilidad de actuar fuera de la legalidad.
–Se dice que Ricardo Anaya presiona y fuerza a una negociación para mantenerse en la dirigencia nacional del PAN, pues no puede perder las dos gubernaturas más importantes…
–Cada quien deberá asumir sus responsabilidades éticas, políticas y legales. Sé que él está sumamente presionado, acorralado, porque su estrategia es la mentira para encaminar su proyecto personal. Allá él. Hace un año presumió, y sigue presumiendo, los resultados que les favorecidos las circunstancias y el trabajo de muchos. Todo eso él lo ha presentado como acierto personal, con miras a su interés particular, rumbo a la Presidencia de la República. Y ya se lo están restregando sus propios copartidarios, como los mismísimos señores Moreno y Zavala.
Enrique Ochoa toma la llamada con la condición de que sea una charla formal, sí, pero muy breve. Empero, el tema lo emociona. Y se abre, a pregunta expresa sobre el anuncio de la creación de un bloque opositor al PRI en Coahuila.
“Ahora mismo Ricardo Anaya hace malabares para que el PAN obtenga la gubernatura de Coahuila a como dé lugar. Negocia, pacta, ofrece y busca a todo mundo porque sabe que si no logra tan siquiera un premio de consolidación, no sólo no será candidato presidencial, sino que perderá la chamba que hoy tiene”, asevera.
–¿Ya buscó negociar con el PRI?
–Nosotros no negociamos con mentirosos. Las alianzas, los acuerdos, se construyen previo a los escrutinios públicos, no con amenazas ni humillaciones, como hacen los populistas, ni ante hechos consumados, como ahora pretende Ricardo, no Guillermo Anaya.