Beatriz Paredes Rangel dará cátedra en la UATx
TLAXCALA, Tlax., 23 de febrero de 2017.- Las actividades en Tlaxcala no se detienen y menos para el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, quien continúa llevando a cabo sus foros “Para crecer y construir juntos” alrededor de todo el Estado de Tlaxcala, a pesar que desde hace días enfrenta un plantón estudiantil frente a su palacio, el Palacio de Gobierno.
El día a día…
Desde hace 9 días, jóvenes estudiantes provenientes de diversos municipios como Tlaxco, Huamantla y el Carmen Tequexquitla despiertan alrededor de las 7:00 horas, en lo que ahora es su casa, su cama, su hogar, su escuela… El plantón instalado frente a palacio de gobierno.
A esa hora (7:00 am) algunos jóvenes (varones), se dirigen a la Casa del Estudiante ubicada en San Gabriel Cuauhtla, para poder asearse y después regresar al plantón para compartir el primer alimento del día con sus compañeras que ya se encuentran listas esperando poder consumir los alimentos que la mayoría de veces repite el mismo menú: café (calentado en un anafre que a la simple vista no tiene ya mucho carbón) huevos o chilaquiles, todo depende lo que alcancen.
Después de una pequeña plática entre todos; con temas de como pasaron la noche, si el frío se sintió más fuerte que un día anterior, algunos otros, con la esperanza de que ese “nuevo día” sean atendidos por fin por el gobernador o por el Secretario de Educación Pública, para poder darles solución a sus demandas, transcurre poco a poco su día.
A las 9 horas de la mañana, después de un no tan ameno desayuno y de haber sobrevivido las inclemencias del clima, los alumnos en paro reciben clases de historia, filosofía, matemáticas, español, literatura, entre otras más que son asignadas de acuerdo a horarios por quien es el director de la escuela ubicada en la Soledad y quien recibe apoyo de otros compañeros que al igual que los alumnos no pierden la esperanza de algún día tener su escuela.
Las clases transcurren hasta las 14 horas, mientras pasan las horas, los alumnos como los mismos miembros de la FNERRR esperan ver llegar a Palacio de Gobierno al gobernador Marco Mena o al secretario de gobernación Florentino Domínguez, sin embargo, esto no ha sucedido a lo largo de 8 días incansables de lucha por la educación o como ellos dicen “nuestra educación.”
Mientras nos cuentan cómo viven el día a día en el plantón, observamos una fila apilada de colchones y cobijas amontonadas en un extremo, trastes, un poco de comida, algunos alumnos platicando, otros jugando, otros estudiando, pero todos atentos a lo que acontece.
La protesta continúa…
Después de que toman clases, llega la hora más significativa para los alumnos que están en paro, de 14 a 15 horas todos los días hacen un mitin frente a palacio, (quizás porque su presencia y estancia no ha sido notoria o lo suficientemente impactante para llamar la atención del gobernador) ahí, lanzan consignas al gobierno del Estado de Tlaxcala que encabeza Marco Antonio Mena.
Formados, con pancartas, micrófono en mano y coreando “Mena reacciona tu gobierno no funciona” o al grito unísono de “¡Solución, solución, queremos solución!” Es como los alumnos logran llamar la atención pero de la ciudadanía, de la gente qué pasa y curiosea, de aquellos que solo hacen mutis y algunos otros que se retiran.
Mientras tanto, “…es otro día más que Marcó Mena no se asoma, no atiende, no da la cara.”
Otros, salen a las calles de Tlaxcala, con panfletos en mano, a repartirlos y a pedir apoyo económico, después de recorrer algunas calles hay quienes regresan con treinta o cien cuenta pesos otros con las manos vacías y preocupados, el dinero es para la comida.
Después de hacer su mitin por una hora, de explicarle al viento sus peticiones, de exigir una solución, todos se vuelven a sentar a la mesa, esa misma mesa de plástico, con sillas viejas, dañadas, que día a día escuchan las pláticas amenas de la comida, las estrategias que harán, o los simples chascarrillos de los jóvenes, que a pesar de la situación que atraviesan no pierden el ánimo para sonreír un poco más.
En la comida, “…el menú cambia un poco, solo un poco porque no existen los lujos de grandes bufetes o de comida ostentosa, de esa que ha de estar comiendo Mena mientras nosotros seguimos pensando que hacer.”
Cuando se acaba la hora de la comida, los jóvenes regresan a tomar clases, esta vez de 16 a 18 horas. Las clases, “se imparten en un pizarrón que fue donado (uno que a duras penas alcanza a medir un metro por cincuenta centímetros y que esta re trancado sobre un caballete).”
Transcurridas las dos horas de enseñanza, los alumnos (hombres y mujeres) tienen ensayos de teatro, danza o deporte, a la vista de todos. Sin pena.
Luego, la explanada de palacio de gobierno se convierte en una gran cancha a través del juego alberga sueños e ilusiones, algunos eligen futbol, otros futbeis, otros platican o estudian, “lo que sea es bueno.”
Ya caída la noche, las mujeres se trasladan a la casa del estudiante, ahí ellas duermen, para no exponerlas a alguna circunstancia mayor en la explanada de palacio de gobierno.
Mientras tanto, sus compañeros hombres son los que se quedan en el campamento del plantón, ahí eligen quienes harán guardia, otros hacen tareas, pero nadie abandona la causa.
Transcurrida la noche y entrada la madrugada, un café ligeramente caliente y la lectura de ¿Qué es la sociedad? de la escritora Marta Harnecker, acompaña la velada que para varios es “pesada.”
“Dormimos con los colchones pegados, juntos, acurrucados, porque el frío si se siente y más en la madrugada, no se soporta.”
Conforme avanzan las horas en la madrugada, parejas de jóvenes son cambiadas para hacer guardia. ¿Guardia para qué? -pregunté-.
“A veces llegan a venir borrachos, unos dicen que nos apoyan, otros se ponen locos, incluso hemos pedido a los policías de guardia que los retiren y si lo han hecho.”
Así, con frío, sueño, y algunas veces con temor por no saber qué harán o cómo reaccionarán los borrachos que se llegan a acercar es cómo transcurre la madrugada, hasta que poco a poco al horizonte se pueden ver los primeros rayos de sol, que anuncian “un día más de lucha, de paciencia, de esfuerzo y de esperanza” para los alumnos que piden se reconozcan tres escuelas así como a su personal.
La indiferencia…
“No importa el día, ni la hora, ni el evento, el gobernador no entra por la puerta principal, incluso señalan que ni el secretario de gobierno. El único que asegura “entra por la grande” es Joaquín Flores Nohpal, director de gobernación.
Acusan que en los honores a la bandera que se hacen los días lunes en la explanada del palacio de gobierno, “diversas autoridades llegan, sin embargo el gobernador nunca lo hace, ni el secretario de educación pública. Solo mandan a sus representantes, Nadie nos atiende.”
“Nos preocupa que el gobernador no haga lo que dice, él dijo que uno de los tres ejes de su gobierno es la educación y míranos, solo es falacia.”
Otra indiferencia vivida, fue la de López Obrador, quien visitó Tlaxcala en días pasados, ” el representante popular de “las causas nobles” jamás volteo al plantón, jamás se acercó…
Hablo de todo; de lo que habría de corregir, de quitar, pero nunca volteo a ver que ahí, donde se presentó había jóvenes luchando por la educación, por nuestra educación.”
“Solo la gente nos preguntaba qué hacíamos y por qué, les explicábamos y algunos nos donaban un poco de dinero, otros dijeron se sumarían a nuestra causa.”
Los jóvenes siguen en pie de lucha y expresaron que no pararan hasta tener alguna respuesta positiva, por parte del gobierno. No saben cuánto tiempo dure el plantón no saben si regresarán con buenas noticias para su gente, para las futuras generaciones, pero algo dejaron en claro:
“Yo no me voy a ir hasta que tenga la clave para mi escuela.”