Explosión de pipa paraliza el tránsito en el Arco Norte
TLAXCALA, Tlax., 9 de febrero de 2021.- Este martes se cumplen 480 años de la aparición de la Virgen María de Ocotlán en la colina de Tlaxcala, al indígena Juan Bernardino a quien preguntó a dónde se dirigía y él contesto que llevaba agua a los enfermos, entonces ella lo llevo a un lugar donde estaban las aguas curativas para la peste que azotaba en ese tiempo al pueblo tlaxcalteca.
Casi al pie del cerro de San Lorenzo hoy Ocotlán, la Viren María hizo brotar un manantial de agua cristalina y dijo, que tomara el tanto que quisiera y que diera a los enfermos, los cuales con una sola gota que bebieran bastaría para sanarlos.
También aviso, que pronto encontrarían una imagen de ella en un ocote y que su deseo era que la llevaran a la ermita de ese cerro (donde actualmente se encuentra la Basílica de Ocotlán).
Los enfermos bebieron el agua que la virgen les dio y sanaron, Juan Bernardino fue al convento a contar el gran milagro a los frailes, quienes pidieron que los llevaran al lugar donde había visto a la virgen.
Se dice, que los franciscanos en el camino vieron un gran resplandor que provenía de un bosque de ocotes, se dirigieron al lugar donde quedaron maravillados de un gran árbol del cual emanaba una gran luz como si ardiera por dentro y sin consumirse.
Los frailes, reunieron a varios leñadores y gente del pueblo, con pocos golpes de hacha bastaron para abrirlo y dentro encontraron la bella imagen de la Virgen de Ocotlán.
Esta imagen fue llevada a la ermita donde se veneraba en ese entonces a San Lorenzo, posteriormente entre 1760 y 1790 fue construida la Basílica de Ocotlán, una de las máximas expresiones de la arquitectura barroca del siglo 18, con fachada de ladrillo y recubierta de argamasa blanca, formando una espléndida composición, con dos torres gemelas de 33 metros de altura cada una, ambas culminan con una linternilla con dos cruces de hierro forjado.
El Camerín de la Virgen, se ubica en la parte posterior del altar principal, es de estilo barroco indígena, en un octágono perfecto.