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IXTENCO, Tlax., 14 de noviembre del 2016.- Actualmente un grupo de campesinos de la región oriente del estado de Tlaxcala, recolectan semillas de maíz criollo y plantas tradicionales cuya utilidad, desde tiempos ancestrales, han constituido uno de los pilares de la alimentación en las familias de origen otomí, informó Cornelio Hernández Rojas, activista y promotor del movimiento contra los transgénicos en México.
El también antropólogo de profesión y autor de libros, resaltó que en el proyecto del Banco de Alimentos participa Severiano Carpinteiro Bernardino, originario de Ixtenco y estudioso del Laboratorio Europeo Elemental de Física de Partículas, con sede en Ginebra, Suiza, dependiente de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, conocida por sus siglas en inglés CERN.
Hernández Rojas mencionó, que la medida adoptada por este grupo de campesinos tiene como propósito fundamental preservar la biodiversidad del municipio de Ixtenco, quienes en una primera etapa se han organizado en los nueve barrios que conforman esta demarcación para recolectar y almacenar las semillas nativas en un antiguo “Cuexcomate”.
Criticó que ante el déficit alimentario cada vez mayor en el país y la amenaza de los transgénicos, el papel de las dependencias del ramo agropecuario federal y estatal, debiera ser entre otras cosas: aplicar medidas similares en apoyo a las zonas marginadas del campo. Lo que más adelante redundaría en beneficio de una mejor nutrición de las familias y la propia economía de los productores del sector primario nacional, sentenció.
En este mismo contexto, enfatizó que recientemente corporativos como Monsanto y la alemana Bayer, pactaron una alianza en materia de producción de alimentos, lo que representa una seria amenaza en contra de las variedades del maíz criollo en México, y seguramente también en Tlaxcala.
Indicó que por su elevado contenido nutricional, una de las variedades de maíz con mayor interés en rescatar en esta región es el tunicado.
Mientras que en materia de plantas figuran las arvenses y el chicle de campo, principalmente, cuya amenaza por desaparecer está asociada al uso indiscriminado de herbicidas y maquinaria agrícola mal planeada, aseguró.
Otra de las acciones, aseguró quien también fungiera como presidente municipal de Ixtenco durante el trienio 2002-2005, está el de recolecta de bellotas de encino para que una vez que germinada la planta, logre ser plantada en decenas de cientos por voluntarios en el cerro Xalapasco.