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TLAXCALA, Tlax., 5 de enero de 2022.- El sueño de ver crecer a Galita se terminó, solo unos años trabajo como Rey Mago en los que vio esa sonrisa que le iluminaba los ojos con alegría y amor, pero hoy partió para ya no regresar mañana siendo Melchor, Gaspar o Baltazar.
Víctor Hugo Pérez Castillo, partió de este mundo y fue enterrado este miércoles en el panteón municipal de Amaxac de Guerrero, de camino de la iglesia al campo santo el dolor en el corazón acompañó a su viuda Argelia Vargas Álvarez y a Galita su hija, pero el cariño de su pueblo lo honró con música de viento, baile con huehues de carnaval y el sonido de castañuelas en los kilómetros de recorrido.
Víctor fue conocido por miles de tlaxcaltecas que previo a la Semana Santa, se ponen una máscara para dejar de ser ellos y alegrar al pueblo con sonrisas, bailes, castañuelas, cuartas, capas, penachos, listones y un sinfín de trajes característicos del carnaval de Tlaxcala.
Artesano desde muy pequeño, él aprendió el oficio investigando cómo tallar la madera, cómo decorarla y basado en conocimientos en artes visuales, por lo que se especializó en escultura. Víctor Hugo decidió a los 28 años dedicarse de lleno a elaborar máscaras de carnaval y darle vida y sonrisa a la madera, pero su destino ya estaba escrito, tras un accidente cayó del techo de su taller el 11 junio de junio de 2021, a las 16:30 horas, y El Creador, lo llamó este 4 de enero, a las 03:57 de la mañana, mucho antes que saliera el sol.
“Ya es una estrella en el firmamento” …
Su viuda, Argelia Torres, con voz entre cortada dijo al colocar su cuerpo en el féretro, “ya es una estrella en el firmamento” y agregó que desde ahí las cuidaría todas las noches a partir de este día.
Al informar sobre su deceso a los carnavaleros pidió no olvidarse de él y acompañarlo a la misa de cuerpo presente, cosa que desde luego no fue ni siquiera cuestionado, sino que con respeto decidieron tomar las máscaras de carnaval que el maestro Víctor Hugo les elaboró y vestidos a la usanza de cada camada y cuadrilla, se presentaron a la postre de la Parroquia de San Bernabé, en la cabecera municipal de Amaxac de Guerrero.
El párroco, bendijo su féretro y un puño de tierra para su última morada y en los rayos del sol, salió el cortejo fúnebre al panteón municipal, donde el dolor no se reservó para nadie, al igual que el respeto y la gentileza de acompañarlo al son de la banda de viento, bailando cuadrillas de carnaval, unos vestidos con sus trajes de camada, otros, con sus simples ropas, muchos sin máscara, pero aquellos a los que le hizo una, no olvidaron llevarla.
Había desde las retocadas, policromadas, de catrín, de paragüero y hasta de payaso, pero todas hechas con las manos del maestro Víctor Hugo Pérez Castillo.
En el camposanto, su pareja de baile en la Camada Auténtica Frontera del mismo municipio de Amaxac de Guerrero, le dijo en su último adiós, “fuiste mi mejor pareja, gracias por invitarme y enseñarme a vivir con alegría este baile”.
“Fuiste el amor de mi vida”…
La viuda Argelia Vázquez, se despidió llorando y con un “nunca me equivoque al elegirte, fuiste el mejor hombre, compañero y amigo en esta familia” y agregó, “gracias porque no me soltaste de tu mano, por el recorrido, por todo lo que nos protegiste, gracias por ser el amor de mi vida, gracias por darme a Galita, adiós”.
Existieron otros despidos como los de sus compañeros de las Camadas Flor de Chiautempan, Payasos, Auténtica Frontera y Auténtica Internacional Frontera; de huehues de Yauhquemehcan, de la lideresa política Floria María Hernández, ex perredista y ahora morenista; de la alcaldesa de Amaxac de Guerrero, Nancy Cortés Vázquez; también de Rosario ex compañera de trabajo en el Instituto Tlaxcalteca de Cultura (ITC) donde fue diseñador gráfico, pero siempre amiga desde sus años de juventud, otros amigos como Esaú, Guillermo y Jairo, compañeros en la historia partidista en la mocedad, le dieron el adiós antes y desde su casa.
Su abuelita, su madre y hermano, quisieron ser fuertes y rompieron en llanto, al despedirse y dejarlo en esta su última morada, familiares y amigos que en sus palabras reconocieron su mística de lo que representó para él el carnaval y que su trabajo llevó a ser reconocido en Tlaxcala, México y en el extranjero, donde exhibió sus piezas en Atlanta, Estados Unidos y Corea del Sur, así como en el país del sol naciente.
Pero ninguna despedida dolió tanto como la de Galita, que le dijo frente a su caja de madera, “papi, espero que tengas un buen viaje, hasta luego”, frase que hizo llenar de lágrimas a los asistentes y romper también en aplausos.
Y la tierra cayó…
La tierra lo tapo, el sol desde lo alto quemaba y las coronas de flores y más arreglos y ramos florecientes, sellaron esta tumba como un candado, de blanco, rojo, amarillo y verde, pero desde la espalda de un bailarín, una máscara hecha por Víctor Hugo con la mitad del rostro con la calavera y la mitad de catrín, recordó que la muerte llega para terminar la carcajada de los huehues.