A 6 meses de Otis siguen hallando cuerpos en Club de Yates de Acapulco
El sentido común dicta para qué cambiar si todo va bien. Esta máxima parece ser la de la 4T. Cabe preguntar qué significa que todo va bien. Si el criterio es la popularidad medida superficialmente por las encuestas, nada hay por hacer, salvo seguir la misma ruta. Sin embargo, si lo que importan son los resultados, lo que estaría de relieve es la capacidad de la sociedad mexicana para defenderse a sí misma de sus gobernantes populares sí, pero abusivos o negligentes. Antes, al menos el descontento era manifiesto; ahora ni eso.
La mayoría de los mexicanos se sienten cómodos con el actuar del gobierno, al menos si el criterio de medida es el respaldo a quien lo encabeza. ¿Por qué cambiaría López Obrador de método, si cuenta con un consistente apoyo social? Empero, los resultados son totalmente adversos al de la evaluación personal del presidente. Ciertamente, la economía, la seguridad, la equidad, la salud y la educación no registran el avance prometido; al contrario, ha habido graves retrocesos acompañados de la devastación de las instituciones.
Hoy la amenaza es la cepa Ómicron. La OMS y el mundo alzan la voz de alerta. La evidencia muestra un crecimiento exponencial del contagio, mayor y con más letalidad en la población no vacunada. El tema corresponde a las autoridades, pero también a la población, agotada ya por medidas restrictivas de sus libertades y de su convivencia, y que se muestra renuente a un nuevo esfuerzo, aunque persista la amenaza.
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