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MORELIA, Mich., 26 de abril de 2020.- La pandemia por el Covid 19 que tiene a la mayoría de las personas, por recomendación sanitaria, recluida en casa, ha traído diferentes situaciones y cambios radicales en forma de ver la vida, de sentirla y de habitarla. Algunos de ellos se dan en torno al hábito del tabaquismo.
Rebeca, una mujer originaria de Uruapan, quien lleva viviendo en Morelia alrededor de 20 años y qué se dedica el diseño de modas, ha caído nuevamente en el hábito de fumar, algo que había dejado de hacer hace ocho meses, tras varios intentos.
“Después de esos ocho meses donde yo ya había dejado de fumar y solamente lo hacía algunas veces cuando iba a alguna fiesta, empecé a sentir ansiedad desde hace poco más de un mes que dieron las noticias de no salir de casa, así que fui al doctor y él me recetó paroxetina”, explicó la diseñadora a Quadratín.
Todo empezó porque apareció el insomnio en su vida, algo que nunca le había pasado, y aunque reconoce que no hay nada en particular que le esté preocupando, tiene una sensación de nervios que no sabe cómo explicar y a veces ni cómo controlar.
“El cigarrillo me ha ayudado a calmar esta sensación, aunque me siento frustrada por no haber seguido con con ese empeño de dejar de fumar y regresar a este hábito”, manifiesta y dice que en ese momento de la entrevista se le antoja fumar un cigarro; solo hablar del tema le genera ansiedad. Rebeca explica que ha visto mucho en las redes sociales que la gente suele burlarse de este tipo de temas, bromea acerca del insomnio, de la ansiedad que da este encierro y todo lo relacionado a esta cuarentena, sin embargo ella considera que es un problema más profundo, el cual debe tomarse en serio, “es más grande de lo que la gente imagina”, asevera.
Son taquicardias; manos sudorosas y ese no saber qué va a pasar; hay una incertidumbre con respecto al trabajo, al día a día; sus relaciones han alterado; también las clases escolares, ya que tiene una hija quien también debe realizar sus deberes académicos en casa, y aunque parece una época de paz y tranquilidad, es una época que se vive con estrés, expresa.
“Me pregunto si terminando esta contingencia tendré la fuerza para dejarlo (el cigarro), o si la contingencia ha venido a ser una excusa para volver a fumar”, se cuestiona la mujer.
El caso de Olivia es aún más fuerte porque tenía tres años sin fumar. Ella está casada con Diego desde hace cinco años.
Él fuma desde hace mucho tiempo aunque tiene problemas cardíacos, y el doctor le prohibió rotundamente volver al cigarro tras una operación que sufrió hace dos años, algo que no acato.
Todo empezó hace dos meses, explica Olivia a Quadratín, cuando cambiaron de residencia, “cuando llegamos a la nueva casa encontré un cigarrillo en la ventana que da al patio trasero, estaba en muy buen estado, pensé que lo había dejado el antiguo inquilino.
En ese momento como celebración por estar en ese nuevo lugar, se me ocurrió fumármelo, y aunque me supo un poco extraño y fuerte el sabor, ahora lo veo como un error”, cuenta Olivia.
“Desde entonces empecé acompañar a Diego con algún cigarrillo, hasta que llegó esta contingencia sanitaria; los dos hemos empezado a fumar más”, explica, y dice que actualmente cuando está por acabarse una cajetilla de cigarros, rápidamente van y compran otra más aunque implique salir con mascarilla y todas las indicaciones sanitarias que hay al respecto.