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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 16 de noviembre de 2019.- El 14 de octubre, el gobierno federal a cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador, pasó de un punto de inflexión anunciado por el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, a un punto de quiebre, en lo que ha sido un mes trágico para el país, con masacres en Aguililla (Michoacán), Iguala (Guerrero) y Bavispe (Sonora), además de la cuestionada liberación del hijo del «Chapo» Guzmán en Culiacán (Sinaloa), Ovidio Guzmán López, cuando está por cumplirse el próximo 1 de diciembre, un año de la llamada Cuarta Transformación (4T).
Pero todos los estudios y análisis estadísticos coinciden: no hay ninguna reducción en la criminalidad y la ola de sangre terminará con su peor récord en la historia del país, con más de 30 mil muertos, la mayoría por ejecución.
A lo largo de las semanas López Obrador ha pasado del «fúchila, guácala» con la criminalidad, al que no usará la letalidad como a su juicio, sucedió con el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, en cuyo sexenio el 50 por ciento de los militares y marinos muertos, fue en enfrentamientos con grupos criminales. «Era una guerra, ¿eso es lo que añoran, eso es lo que quisieran?, que lleváramos a cabo todos los enfrentamientos, todos los muertos que hubieron en el sexenio de Calderón», cuestionó el mandatario.
Volviendo al tiempo, aquella que parece una lejana mañana de lunes, Durazo presentó los avances del Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024, que había presentado justo un año antes: 14 de noviembre de 2018, cuando López Obrador era todavía presidente electo. Pero las cifras alegres quedaron empañadas con los sucesos en Aguililla, donde 14 policías murieron y nueve más quedaron heridos en una emboscada. Sin embargo, ese día en la conferencia de prensa mañanera, no hubo una sola mención del tema.
«Vamos a iniciar la semana con el informe de seguridad pública, es muy importante que todos los mexicanos conozcan qué se está haciendo para garantizar la paz y la tranquilidad en el país, que es nuestra principal preocupación y ocupación, todos los días», dijo López Obrador enfundado en un traje gris con corbata roja a rayas. A su izquierda estaba todo el Gabinete de Seguridad encabezado por Durazo, acompañado de los secretarios de Defensa, Luis Cresencio Sandoval; Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz y Gobernación, Olga Sánchez Cordero, entre otros funcionarios.
Una palabra del secretario Durazo, resonó con fuerza: inflexión. Desde su punto de vista esa curvatura era positiva y la aplicó para cuatro delitos: homicidios dolosos, robo de vehículos, robo a transeúntes y robo a transporte de carga. «Nada para presumir», señalaba el sonorense, pero al fin, un punto de inflexión.
CULIACANAZO
Lo que ahora se conoce como el Culiacanazo, es producto de lo que se considera una capitulación del Gobierno Federal en Culiacán, Sinaloa, donde el «hubiera» marcó la retórica lopezobradorista. El presidente afirma que evitó una masacre, lo cual nunca se sabrá, porque no ocurrió. El cronograma indica que el 17 de octubre, a las 2:30 de la tarde (hora del centro) comenzó un operativo en el fraccionamiento Tres Ríos de la ciudad y que a las 19:49 horas, se ordenó cancelar la operación, cuando Ovidio Guzmán, a quien Estados Unidos reclama en extradición por tráfico de drogas, sobre todo fentanilo, estaba detenido, según un video difundido por la Sedena.
Durante esas casi cinco horas, nunca llegó una orden de cateo al domicilio de donde salió Guzmán, alias «El Ratón», pero mientras tanto hubo militares heridos, invasión a dos bases militares, retención de soldados, agresiones al personal en distintos puntos, despojo y quema de vehículos civiles y una fuga masiva de reos del penal de Aguarato.
Un militar muerto, un oficial y ocho agentes de la Guardia Nacional heridos -uno perdió una pierna-, así como siete soldados, dos policías municipales y un estatal, fue el saldo rojo de esa tarde-noche.
A partir de entonces, el presidente López Obrador no ha podido sacudirse el conflicto. Nadie habla de otro tema que no sea el de la inseguridad, lo cual se agravó con el asesinato de nueve familiares, en Sonora, del activista Julián Lebarón.
Encuestas, críticas de personajes famosos y un desencuentro con medios de comunicación y algunos generales de la Sedena en desacuerdo con sus políticas -lo que provocó que hablar de un hipotético “golpe de Estado”-, es lo que el tabasqueño ha arrastrado este tiempo.
SALDOS TRÁGICOS
Aguililla (Michoacán)
14 de octubre: 14 policías muertos y nueve heridos.
Presunto autor: Cártel Jalisco Nueva Generación.
Iguala (Guerrero)
15 de octubre: 14 presuntos delincuentes y un militar muertos, además de dos soldados heridos.
Presunto autor: «Un grupo armado».
Culiacán (Sinaloa)
17 de octubre: Un militar muerto y 19 militares y policías heridos.
Presunto autor: Cártel de Sinaloa.
Bavispe (Sonora)
4 de noviembre: 9 muertos de la familia LeBarón (seis de ellos, niños), y seis menores de edad heridos.
Presunto autor: Cártel La Línea.
AMLO PIDIÓ SEIS MESES…
«En seis meses ya van a estar operando todos los programas. Esto va a ir mejorando mucho, considerablemente, en la medida que se vayan consolidando tres acciones: fortalecer los programas nacionales, la Guardia Nacional y cero corrupción en los gobiernos»
22 de abril
… Y LUEGO UN AÑO
«Yo espero que, en cuando mucho un año más, ya estén establecidas las bases de la nueva etapa de la vida pública de México. Nada más eso pido, un año más para que esto cambie por completo».
1 de noviembre
EN NÚMEROS
¿AMLO hizo bien en liberar a Ovidio Guzmán?
53.1%
sí
45.1%
no
Fuente: Consulta Mitofsky (21 de octubre)
40%
sí
51%
no
Fuente: Encuesta Reforma (4 de noviembre)