Arranca la venta de productos navideños en Tlaxcala
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 24 de diciembre de 2019.- La Navidad se celebra de muchas formas en México.
En los últimos tiempos, la solidaridad, la paz y el amor ha sido sustituido por el consumismo y el consumo de alcohol, amén que casi no se llevan a cabo las tradicionales nueve posadas.
Desde los primeros días de diciembre reina el espíritu navideño en las calles, muchos se preparan y añoran la Nochebuena para conmemorar el nacimiento del niño Dios; pueden observarse flores escarlata adornando los jardines, la preparación de nacimientos, coronas verdes en las puertas y en algunos lugares, pinos adornados con esferas y luces.
Esta conmemoración se acompaña de diversos platillos, desde tamales, pozole y pavo horneado, en teoría lo importante es la convivencia entre familias, aunque no siempre cuenten con el recurso para lujosas cenas.
Desde tiempos inmemorables, el invierno y el cambio de año fueron consideradas fechas en las que era obligatorio ofrecer obsequios a los dioses, así como intercambiar objetos entre amigos, familiares y vecinos como un gesto emocional para estrechar lazos, compartir víveres y garantizar la supervivencia.
La costumbre de los obsequios en Navidad fue adoptada por los primeros cristianos para demostrar la generosidad y alegría por el nacimiento de Jesús, así como su deseo de compartir; a esta misma tradición corresponden las tarjetas de felicitación, surgidas durante el siglo XVIII en Alemania y que permitieron hacer extensivo -de manera menos costosa- el espíritu navideño a través de correos.
Los más pequeños de la familia suelen dedicarse a elaborar tarjetas para sus seres queridos, o pasar horas junto al árbol de Navidad en espera del momento de abrir sus regalos.
En México, la tradición familiar mantiene como protagonistas de esos momentos a los mayores de casa, los abuelos, quienes suelen mostrar a las nuevas generaciones la importancia de estas fechas.
La Navidad representa una renovación de la humanidad y, por ende, la cena de Navidad es una manera de festejar y llamar a este cambio, sobre todo entre familiares.
No por nada, la madrugada del 24 al 25 de diciembre era considerada por los antiguos romanos la fiesta del Natalis Solis Invicti (nacimiento del Sol Invicto), es decir, cuando el astro rey, alejado de la Tierra (para ser más precisos, del hemisferio Norte) emprendía el camino de regreso que concluiría con el arribo de la primavera.
La tradición motiva el amor hacia el prójimo sin importar que no exista parentesco alguno y para muestra, personas llevan alimentos, obsequios y dulces a quienes se encuentran en situaciones adversas a las afueras de hospitales, albergues o refugios temporales.