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CATORCE, SLP., 19 de enero de 2020.- El Pueblo Mágico de Real de Catorce ahora tiene un atractivo más para ser visitado por el turismo, pues se ha inventado en este maravilloso lugar la “peyoconcha”.
Ahora todos pueden saborear un delicioso pan de dulce que se elabora de manera cien por ciento artesanal y cuyos ingredientes son los que se utilizan para las “conchas”, pero con el color característico del peyote y la forma de esta cactácea.
En entrevista exclusiva para Quadratín SLP, Martín Ibarra Hernández, dueño de la panadería La Migaja que se ubica en Real de Catorce comentó que la “peyoconcha” es un ingenioso pan que se le ocurrió a él.
“Es una concha con decorado en forma de la mítica cactácea que se encuentra en peligro de extinción, ya es el pan más famoso de México y además es artesanal”.
El pan tiene un sabor a mantequilla y un toque de vainilla y es muy llamativo por su figura y color. Don Martín dijo además, que con esta pieza también se busca atraer más turismo a Real de Catorce.
Se elaboran 300 “peyoconchas” al día, las cuales se venden a un precio de ocho pesos la pieza. Esta panadería artesanal se ubica en la calle de Gardenia No. 49 A, donde se elabora este producto con ingredientes orgánicos naturales y frescos.
Ibarra Hernández comentó que hay una leyenda de los indígenas wiráxicas (huicholes) que cuenta que un día los ancianos huicholes se reunieron, pues el agua y los alimentos eran escasos, y el pueblo comenzaba a enfermarse.
“Ellos decidieron enviar a cuatro jóvenes en busca de alimentos, ellos emprendieron el viaje, portando un arco y una flecha, y un día un venado se apareció frente a ellos.
Los jóvenes lo siguieron hasta que llegaron al sitio conocido como Wirikuta (lugar sagrado de los indígenas y hasta donde realizan peregrinaciones) y encontraron la figura de un venado formada en la tierra por plantas de hikuri (peyote).
Los jóvenes comieron el peyote y lo llevaron a sus comunidades, entonces las personas comenzaron a curarse y se les quito el hambre y la sed”, relató Martín.
El peyote es una especie protegida y está prohibido su uso transportación y comercialización, excepto para los indígenas wiráxicas.
Sin embargo, ahora con la “peyoconcha” los visitantes se podrán llevar una versión comestible de esta planta sagrada.