Piña se metió o la metieron en política y no podrá seguir
Diversas organizaciones publicaron un desplegado el pasado 11 de abril, dando a conocer los 10 cambios impulsados por la sociedad civil y que hoy, como quiera que sea, son una realidad en el país.
Dicen en el desplegado: “México ha cambiado mucho durante las últimas décadas. Esta profunda transformación no podría explicarse sin el trabajo e incidencia de una red de organizaciones ciudadanas…” (La Jornada. 11.04.18)
En realidad, esos 10 cambios, habían sido también banderas enarboladas por diversos partidos políticos, mucho antes de ser tomadas como causas, por la sociedad civil.
Lo anterior no resta ningún mérito, a la labor desarrollada por las organizaciones de la sociedad civil. Es indudable que su presencia, su participación y su trabajo continuo, ha rendido frutos en beneficio de todas y todos los mexicanos.
El desplegado me da la oportunidad de insistir en la necesidad de formar ciudadanas y ciudadanos.
Me parece que todas las organizaciones firmantes, requieren fortalecer, sus procesos internos de toma de decisiones, mediante la participación abierta de todos sus integrantes, para que vivan precisamente la forja del ciudadano desde su interior.
Porque si demandamos Democracia, ésta no se dará, si no es vivida y practicada responsablemente, al interior de dichas organizaciones.
Esa participación ciudadana, tiene que darse en los ámbitos naturales de cada quien: familias, escuelas, sindicatos, gremios, colonias, municipios y organizaciones. Ahí es a donde debe llegar la labor de tales organizaciones de la sociedad civil, en cuanto a formación de ciudadanía.
Se supone que los partidos políticos, deben también desarrollar esa función, desafortunadamente los dirigentes (formales y de facto) partidistas toman para sí, el control de los partidos y pretenden conservarlo contra viento y marea, tratando a quienes no participan de la dirigencia, como opositores o como enemigos.
El asunto, es que esos mismos dirigentes partidistas, cuando asumen un cargo de representación popular o un cargo de carácter ejecutivo de elección popular, reproducen las mismas taras y vicios, en el desempeño de la función pública.
Es precisamente ahí, donde se requiere el surgimiento y el crecimiento de las y los ciudadanos, porque los partidos, todos, deben estar al servicio de la sociedad, por lo que no pueden seguir siendo feudos de poder.
La sociedad, las ciudadanas y los ciudadanos, tienen que estar por encima de los partidos políticos, llegó la hora de que los partidos políticos sean y se constituyan, como medios para que las y los ciudadanos, accedan al ejercicio del poder público, sin patrimonialismos.
Los partidos políticos, son entes de interés público, por lo tanto, sus estatutos y reglamentos, tienen que ser modificados, y el Instituto Nacional Electoral (INE) debe llevar la iniciativa al Poder Legislativo federal, para desfeudalizar y desprivatizar, a los partidos políticos e integrarlos a la sociedad, porque son y deben ser de ella. En igual forma, tendrán que hacer los ajustes necesarios a toda la legislación electoral, para hacerla más funcional, eficaz, de fácil control y menos restrictiva.
El propio INE tiene que ser y hacer escuelas de ciudadanos en todo el país. En las organizaciones de la sociedad civil, en las universidades y demás centros de estudios superiores, encontrará el INE, las y los voluntarios para formar ciudadanas y ciudadanos, en todo el territorio nacional.
El INE trascenderá, si logra desprivatizar y desfeudalizar a los partidos políticos, que es un paso necesario, urgente y vital, para hacer funcional y eficaz, la República. Lo decisivo, la clave, es que la sociedad genere ciudadanas y ciudadanos, pues entre más ciudadanos haya, más y mejores gobernantes tendremos, capaces de escuchar y atender las necesidades importantes y prioritarias de las y los mexicanos.
Ciudadanas y ciudadanos responsables, de Palabra y de Acción, congruentes en el decir y el hacer, sujetos a la Ley, conciliando justicia, paz y libertad.