Encapuchados secuestraron por minutos a la candidata oficial
“La bancada del PRD en la Cámara de Diputados alista presentar un punto de acuerdo de urgente resolución para pedir freno al aumento del precio de la gasolina” (30.09.18. político.mx)
¿Sólo la gasolina? De una vez hubieran incluido electricidad, agua, leche, azúcar, pan, frijol, carne, etc., etc.
Todo fuera como eso. Como políticos es fácil subir a una tribuna y pedir, pedir, pedir. Al fin que a ellos no les cuesta nada, ni son responsables de nada, ni de lo que dicen, y como tienen fuero, pueden decir, lo que les venga en gana.
Un legislador que haga honor a su investidura, no puede subir a tribuna y pedir, sin responsabilizarse de lo que está diciendo.
El PRD lanza una pretendida “papa caliente”, esperando que la cache algún legislador morenista, pues va con dedicatoria: “… reducir el precio del gas y la gasolina fue propuesto por el presidente electo durante su campaña electoral, por lo que la bancada de Morena tiene la obligación moral de sumarse a la propuesta perredista…” (ibid)
Espera que incluso la llegue a cachar el propio presidente electo, a pesar de que él ya fijó posición, inmediatamente después del primero de julio: la gasolina va a estar fluctuando durante los próximos tres años y sería hasta iniciar el cuarto año de su administración cuando empezaría a bajar de precio.
Como esta tentación perredista, habrá muchas más, de todos los partidos políticos, en particular cuando se acerquen nuevamente procesos electorales.
El PRD pretende llamar la atención de las y los electores, aunque en este momento no haya proceso electoral en puerta, pues les urge crear nuevamente una base social, en tanto la que tenían, se fue a Morena.
Es una fortuna para el país, para México, para la gran mayoría de las y los mexicanos, que el presidente electo cuente con economistas que llegarán a dirigir la hacienda pública, por lo que se espera, que no se pongan nerviosos ante este tipo de presiones, ya ni siquiera ideológicas, sino con propósitos electorales.
Haciendo a un lado posiciones y planteamientos ideológicos, basta echar una mirada al pasado de México y darse cuenta, que siempre que se ha tomado la decisión de “controlar” los precios de los productos y servicios, éstos tarde o temprano, empiezan a subir irremediablemente, sin que haya poder humano que pueda frenar esa nueva alza de precio, que en casos extremos llega hasta la escasez, para de$eite del “mercado negro”.
Lo mismo ha ocurrido en cualquier parte del mundo, donde se haya establecido el “control” de precios.
La Historia ha desmentido a derechas e izquierdas, cuando éstas han instrumentalizado ideológicamente a la Economía.
Lo único cierto, lo que está probado una y otra vez: siempre que se fijan precios, precios oficiales, éstos tenderán a subir irremediablemente, el producto o servicio “controlado” será de mala o pésima calidad y finalmente escaseará.
El factor decisivo que hace que un producto o servicio baje de precio, es la competencia. En el caso de la telefonía, en particular la telefonía celular y ahora el internet, en México, como en el mundo, es evidente que la competencia obligó a bajar sus precios.
Eso es lo que se espera, que en pocos años, las gasolinas bajen de precio, al entrar la competencia internacional. Competencia que apenas está empezando a llegar. Pasó con Telmex y con Telcel. Al principio, aunque ya comenzaba la competencia, ambas se mantuvieron soberbiamente poderosas, en tanto sus competidores no arañaban el 5% del mercado de telefonía, incluso hubo competidores que abandonaron el mercado mexicano, dado el predominio de ambos monopolios nacionales. Trabajo fue que uno de sus competidores empezó a lanzar estrategias de mercado bastante novedosas y generosas, y aunque apenas tenía y tiene una porción muy reducida de consumidores, dada la agresividad comercial desplegada, las obligó a empezar a bajar sus tarifas.
Igual va a ocurrir con las gasolinas, cuanto más, con la llegada de vehículos híbridos, que tendrán la opción preferencial de operar con electricidad, que al ir mejorando su tecnología y empezar a ser más accesibles en precio, las gasolinas para automotores empezarán a perder mercado y por ende tendrán que bajar aún más sus precios. ¿Será negocio seguir produciendo y vendiendo gasolinas? La respuesta, no es ideológica. El Mercado, dirá. El Estado, decidirá.