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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de octubre de 2019.- La presidenta del colectivo Voz y Dignidad por los Nuestros, Edith Pérez Rodríguez, reveló que en San Luis Potosí tienen registro de 15 estudiantes desaparecidos, de entre 16 y 20 años de edad, desde 2020.
Advirtió, sin embargo, que esta cifra sólo corresponde a sus registros y por lo tanto podrían ser más las víctimas.
«Tenemos cinco desaparecidos en el 2010, tres entre ese año y el 2015, y el resto después de esa fecha, el último fue hace tres meses en Tamuín”, informó.
Dentro de las investigaciones surge que algunos fueron secuestrados, otros están involucrados o fueron involucrados con el crimen organizado, a algunos se los llevaron con ganchos como celulares y dinero, “al menos son los datos que tenemos sobre tres primos que fueron raptados así», abunda.
Es la edad más fácil para el crimen, así describe Edith Pérez el hecho de que la mayoría de los jóvenes no localizados estudiaban secundaria o bachillerato, una etapa en la que el mundo parece no tener peligros y se aventuran a nuevas experiencias, sin pensar que pueden perder la vida a manos de delincuentes.
Su paradero es un misterio, puede haber algunos datos, pero las ubicaciones donde estarían -al menos los restos- son demasiado extensas, dijo.
El colectivo Voz y Dignidad ha obtenido información sobre algunas fosas clandestinas donde pudieran hallarlos y hasta ahora no han obtenido resultados.
“Nos dicen, por ejemplo: en el basurero de Coxcatlán, y es un enorme tramo donde tenemos que buscar, hemos realizado algunas estimaciones en ese lugar, pero el día que fuimos no encontramos ningún indicio, quedamos en volver pero tenemos otros casos y no se ha podido», precisó.
La incidencia de desapariciones de estudiantes ha variado con los años, pues algunos de ellos tuvieron la fortuna de regresar con vida a casa; pero del resto no hay indicio alguno, y ellos, afirma Pérez Rodríguez, son los casos donde se involucra la delincuencia organizada.
PAGAN CRÍMENES AJENOS
Aunque los jóvenes no tuviesen vínculo alguno con criminales, suele ocurrir que alguno de sus amigos o parientes sí y al estar en un momento y lugar inadecuado, terminan por llevárselos a ellos.
«Aunque el joven tenía una buena conducta, era buen estudiante y sin problemas relacionados con el crimen, resulta que no tenía buenas amistades y ello ocurre mucho más frecuentemente en las ciudades pequeñas del estado; se suben a vehículos de esos amigos o hasta familiares que andan en malos pasos, y les toca lo que no debería”, explica.
Con la amarga experiencia que ha vivido en carne propia, tras la desaparición de sus hijos hace años, la presidenta el colectivo lamenta que la juventud esté tan vulnerable a la maldad de criminales que no conocen la compasión y arrebatan vidas inocentes con una saña imperdonable.