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TLAXCALA, Tlax., 16 de julio de 2021.- “Me apasiona más leer, escribir es como un ejercicio un poquito más, cómo decirlo no solo profesional sino un ejercicio de desahogo”, dijo el periodista y escritor Iván Miguel Pérez Montiel sobre su libro Juegos Olímpicos: El Laboratorio del Mundo (2021), presentado en Tlaxcala con su coautor Jair Toledo.
Desde un café a unos metros del afluente del Zahuapan (Alto Atoyac), Iván reflexionó sobre este ejercicio periodístico y de escritor, lo que le recuerda su infancia en Tepetitla, Tlaxcala, pues su padre es de esta tierra y su madre de Apizaco, ambos municipios de esta entidad.
Ahí dijo, desde la biblioteca de su abuelo paterno quien fuera en su tiempo maestro rural, conoció y acercó a las letras cautivado por la narrativa fantasiosa con La vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne desde un rincón de su casa en Tlaxcala, al igual de otros libros que a su corta edad dijo, no entendía del todo pero que lo llevaron a explorar este mundo.
“Leía lo que encontraba, algunas veces eran cosas bien extrañas de estos libros con hoyitos, con termitas, pues claro cuando eres niño dices pues qué es, y bueno quizá es un tratado de filosofía o cosas así y yo en ese tiempo lo leía, pero pregúntame si lo entendía, pero creo que se hizo como un hábito”.
Orgulloso de sus raíces y su cultura, cada mes vuelve a Tepetitla para escribir y preparar nuevos contenidos, desde esta atmosfera de la provincia que le fascina y que desde luego siempre añora.
“Cuando tú tienes raíces es difícil tronarlas, quebrarlas, me conozco bien el estado, me gusta estar aquí, la comida me fascina pero también hay un tema que me encantaba, cuando yo era niño mi abuelo tenía una biblioteca en la casa en Tepetitla, y pues yo creo que aquí es donde me surge el deseo de leer y escribir, en esos libros viejos, mi abuelo fue maestro rural, entonces ahí tenía, ahí empecé a leer y a escribir, a conocer autores que después con el paso de los años me acompañaron muchísimos años”.
Gustoso de la literatura latinoamericana y del trabajo periodístico de esta región, como Leila Guerriero, Capa Roos, Juan Villoro y de la extinta revista peruana Etiqueta Negra de Julio Villanueva Chang, Iván Pérez ha complementado su trabajo periodístico y narrativa en coediciones como Cuentos Mundialistas (Ficticia 2010), Copa de las Fantasías (Centro Urbano 2006) y Juegos Olímpicos: El Laboratorio del Mundo (2021), este último presentado en Tlaxcala, en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México (CDMX) y posteriormente en Oaxaca y Guadalajara.
Entre su trayectoria profesional se encuentran colaboraciones en medios como Vice Sports, Univisión, Juan Fútbol, además de ser editor en jefe de la sección deportiva del diario El Economista durante 10 años y en SoyReferee y el español Olympo Deportivo en su edición mexicana.
Egresado de la carrera de Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con la Maestría en periodismo digital por la Universidad de Guadalajara (UDG), Iván Pérez no olvida su casa en Tlaxcala a la que regresa para inspirarse y escribir, además de regresar a su vida citadina en el sur de la Ciudad de México por el Estadio Azteca.
“Siempre me encantaron los deportes, pasaron muchos años y yo mucho tiempo me he venido aquí a escribir cuando son cosas de reportajes, cuando son cosas de libros, cuando es un evento deportivo vengo aquí lo planeo, tengo un pizarrón donde escribo, ejecutó mis ideas, para mi es como un sueño”.
Amante de la comida tlaxcalteca, recuerda “hace mucho que no lo como, pero recuerdo mucho que mi papá que en las fiestas de los pueblos que son enormes y las iglesias hacen fiestas enormes, los tamales de frijol con el mole, ¡uff!, o las tortillas de maíz azul y las memelas que no es que no haya en otros estados, pero es que en Tlaxcala son diferentes, son como más gruesas, la salsa es más rica, el chicharrón de Nativitas que también me fascina, esos son de las cosas que más me encantan”.
“Una de las cosas que más le encantaba a mi papá era el pescado seco capeado, en salsa de jitomate, una comida tradicional de Tepetitla, que se come en Navidad”.
Nunca olvida, la cultura de Tlaxcala, su arquitectura, gastronomía, su riqueza colonial y prehispánica, además recuerda “yo me llamo Miguel precisamente porque me bautizaron en San Miguel del Milagro”.
“Desde pequeño crecí en la Ciudad de México y mi papá llevaba periódicos de todo tipo, llevaba los domingos El Universal, el lunes El Excélsior, El Heraldo, como que diario cambiaba y luego aquí me acuerdo mucho que aquí en Tepetitla teníamos esa biblioteca, entonces aquí comencé a conocer como autores como este libro de La vuelta al mundo en 180 días, ese tipo de literatura que era más como para mí y yo creo, que ahí me nace el amor a las letras, desde un rincón de la casa en Tlaxcala”.
Toda esta corriente latinoamericana, su abuelo y su padre, influyeron para creer en el periodismo y contar las cosas desde otra manera.
“Yo pensaba que el ejercicio creativo era pues yo me inventó y que quizá los grandes escritores, era por puro talento y no es cierto, los grandes escritores también tienen investigación, los grandes periodistas también tienen procesos de rigor y también tienen narrativa, que han ido escribiendo de diferentes formas y tomando forma”, sintetizó al recordar lo que lo ha llevado a escribir.