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Morelia, Mich., 21 de julio, 2017.-El secretario general de gobierno, Adrián López Solís confirmó que el presidente municipal de Aguililla, Israel Mendoza, ha recibido amenazas por parte de la delincuencia organizada.
No es nuevo, hace ya varias semanas que el secretario de Seguridad Pública (SSP) del estado, Juan Bernardo Corona Martínez señaló que son cinco alcaldes los que han recibido amenazas, y precisamente los municipios donde hay mayor presencia del crimen organizado son, Parácuaro, Múgica, Apatzingán, Buenavista, Aguililla.
De 2006 a 2016, suman 37 alcaldes asesinados en México, 12 ocurridos en el actual sexenio y el resto, 25 de ellos, en el gobierno de Calderón. Los estados con mayor cantidad de alcaldes asesinados son Michoacán, con siete; Oaxaca, siete; Durango, cinco; Guerrero, cuatro; Veracruz, tres; Nuevo León, dos; Morelos, dos y con un alcalde muerto, respectivamente, aparecen estado de México, San Luis Potosí, Coahuila, Zacatecas, Puebla, Jalisco y Chiapas.
En el caso de Michoacán fueron ultimados el alcalde de Santa Ana Maya, Ignacio López, en noviembre de 2013. El 15 de noviembre de 2012 fue asesinada la ex alcaldesa María Santos Gorostieta Salazar, quien había librado dos atentados uno en 2009 y otro un año después. El 5 de febrero de 2013 fue asesinado también el alcalde sustituto de Nahuatzen, Wilfrido Flores, quien sustituyó al edil Ignacio Rodríguez quien falleció por enfermedad.
El 22 de marzo de 2014 fue ejecutado, tras el edil de Tanhuato, Gustavo Garibay. Estos homicidios ocurrieron ocurrió en la administración del priista Fausto Vallejo. En la administración del perredista Leonel Godoy fueron ejecutados los alcaldes Marcelo Ibarra, de Villa Madero (junio, 2008); Manuel Carrillo, de Vista Hermosa (febrero, 2009); Gustavo Sánchez de Tancítaro (septiembre, 2010) y el panista Ricardo Guzmán, alcalde de La Piedad, en noviembre de 2010.
La violencia en contra de los presidentes municipales se había calmado durante meses en Michoacán, ojalá y no vuelvan a ser objeto de ataques de grupos delictivos, porque el horno no está para bollos.