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MORELIA, Mich., 23 de marzo de 2019.- Luis Donaldo Colosio fue postulado a la presidencia de la República en la elección de 1994, pero en plena campaña electoral fue asesinado en Tijuana. A 25 años del hecho, con la caída de la hegemonía del PRI nuevas evidencias pujan por la reapertura del caso, que, de origen, estuvo salpicado de suspicacias por una presunta conspiración de Estado para perpetrar el crimen.
El entonces presidente de México Carlos Salinas de Gortari había impulsado importantes cambios económicos: la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la privatización masiva de empresas estatales, incluida la banca y al tiempo que se restauraban las relaciones Iglesia-Estado se agudizaba la desigualdad en el país.
Era un México convulso. En enero de 1994 el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) generaba un rompimiento entre uno de los sectores poblacionales más vulnerables, las comunidades indígenas, y el gobierno de Salinas de Gortari, al que le reprochaban políticas económicas que les sumían en el rezago.
Llegado el plazo de la sucesión presidencial, a punta de mítines Luis Donaldo Colosio arrebataba votos y simpatías a Diego Fernández de Cevallos, candidato del PAN, y a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del PRD. Pese a formar parte del PRI, partido del sistema, Colosio era el favorito de las multitudes. Aunque ingresó al PRI en 1968, Luis Donaldo Colosio combinaba la actividad política con la academia: estudió economía, hizo una maestría en desarrollo rural y economía urbana, estudió en Pensilvania y Austria, y llegó a ser profesor e investigador de la Universidad Autónoma de México, del Colegio de México y la Universidad Anáhuac. Carismático, esposo y padre, Colosio exponía un discurso nuevo, fresco, claro, rompía con lo escuchado en los 73 años de priismo y representaba el modelo paterfamilias mexicano que reconocía la necesidad de un cambio.
Pero, ¿Un cambio de qué? ¿De lo que él mismo había colaborado a construir desde sus curules como ex diputado y senador, y como presidente nacional del PRI?
Ex diputado, ex senador, ex dirigente del PRI, Colosio reconocía fallas del PRI
Diecisiete días antes de su muerte, el 6 de marzo de 1994 durante el acto conmemorativo del 65 aniversario del PRI Colosio pronunció un discurso que de fondo cuestionaba los resultados de los gobiernos del partido tricolor: admitía la pobreza, injusticia, inestabilidad y el rezago imperante entre las clases populares, frente a la arrogancia de la clase gobernante.
“Veo un México con hambre y con sed de justicia. De gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso”, decía Colosio.
“Como partido de la estabilidad y la justicia social nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades, que no estuvimos al lado de sus aspiraciones, que no estuvimos a la altura del compromiso. Tenemos que asumir esta autocrítica y romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida”, reprochaba al priismo de la época.
Mario Aburto, el michoacano declarado culpable del crimen ¿asesino solitario?
En el marco de la campaña electoral, el 23 de marzo de 1994 Luis Donaldo Colosio Murrieta llegó al aeropuerto de Tijuana alrededor de las 16:05; una hora después, en la colonia Lomas Taurinas recibió dos disparos, uno en la cabeza y otro en el abdomen. A las 17:13 cayó al piso. En medio de la agitada multitud elementos de seguridad lo trasladaron al hospital. Sin embargo, consecuencia de la gravedad de la sus lesiones, principalmente en la cabeza, a las 18:55 horas del 23 de marzo de 1994 Luis Donaldo Colosio perdió la vida. Testigos y muchedumbre confundidos no daban crédito. “¡Por qué le hicieron esto al licenciado!”; “¡No, no, no!”, gritaban simpatizantes entre lágrimas al darse cuenta del magnicidio. De entre el gentío una decena de hombres logró pescar al tirador que jaló el gatillo prácticamente a quemarropa; a jalones y golpes lo detuvieron mientras que algunas voces sentenciaban: “¡Mátenlo!”, “¡maten a ese desgraciado!” según consta en la memoria video gráfica. El presunto agresor es Mario Aburto Martínez, un joven que entonces tenía apenas 22 años de edad y era originario de Zamora, Michoacán, y sí, portaba un arma. Durante el jaloneo y la tunda que le propinan los colosistas ante la indignación prácticamente no pronunció palabras ni se resistía demasiado. En 1995 Mario Aburto fue declarado culpable y sentenciado a 45 años de prisión. Actualmente se encuentra preso en Tabasco y se prevé que salga libre en el año 2039.
¿Conspiración de Estado? ¿Un Mario Aburto suplantado?
Sin embargo, a 25 años del crimen, con la caída de la hegemonía del PRI el pasado 1 de julio de 2018 nueva evidencia puja por la reapertura del caso en el que el propio magnicida ha denunciado una conspiración de Estado. En la memoria periodística se recogen versiones que señalan a Carlos Salinas y a Manuel Camacho Solís como los autores intelectuales del hecho; otras apuntan a que el narcotráfico se habría visto amenazado por Colosio, por lo que mandó matarlo. Nada ha sido comprobado.
Entre los diferentes argumentos que alimentan la idea de una conspiración destaca la posible suplantación del Mario Aburto detenido en Lomas Taurinas por una persona distinta, ya que los propios informes de la Procuraduría General de la República (PGR) confirman la discrepancia en la estatura, además de diferencias en rasgos de nariz, forma del cráneo y cuello. Versiones públicas señalan que cuando la viuda de Colosio yacía convaleciente en el hospital, debido a su cáncer terminal de páncreas, rechazó la visita de Carlos Salinas, y antes, a petición suya, Camacho Solís fue sacado del sepelio, pero el padre de Colosio, Luis Colosio Fernández, exoneró de toda sospecha a ambos personajes.
No quería matarlo, fue un accidente:
Mario Aburto En un video grabado seis meses después de los hechos Mario Aburto admitió haber disparado en Lomas Taurinas aquella ocasión, pero aseguró que no fue su intención matar a Colosio, sino que lo hirió por accidente: el magnicida relató que sacó el arma porque le lastimaba en la cintura y que al ser empujado por la multitud el arma se activó en su mano.
El michoacano siempre sostuvo que había otro tirador que emitió el segundo disparo por una razón que él desconoce y mediante una reconstrucción de hechos ha insistido en que por la posición del cuerpo de Colosio tirado en el piso, ya a sus espaldas, le habría sido imposible dispararle en el abdomen.
Aunque siguió 20 líneas de investigación la PGR descartó el argumento de un segundo. En 25 años Mario Aburto es el preso mejor guardado. Desde 1995 nadie ha vuelto a verle el rostro ni se sabe a qué se dedica al interior de prisión, si todavía se declara inocente como llegó a hacerlo al afirmar que se trató de un accidente y que no fue el único en disparar contra Colosio.
A 25 años del crimen nueva evidencia puja por reapertura del caso
El caso Colosio fue cerrado en el año 2000, documentos: careos, testimonios, fotografías y 10 capítulos de videos, pruebas presentadas por la defensa de Mario Aburto, dictámenes oficiales, partes policiales, declaraciones y recreaciones fueron archivados como clasificados. Sin embargo, en noviembre del año pasado el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) revocó la reserva que se mantuvo sobre el expediente durante 25 años y ordenó hacerlo público, pues se trata de un asunto de interés general.
En enero de 2019 la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) publicó los archivos clasificados sobre el expediente del juicio condenatorio contra Mario Aburto.
Entre la información destaca una declaración del 29 abril de 1994 donde Mario Aburto supuestamente relató haber recibido una llamada del expresidente Carlos Salinas para negociar con él, pedirle que a cambio de lo que quisiera, se inculpara y dijera haber cometido el crimen a petición de un partido político.
Este viernes, mediante una carta hecha llegar a través de un reportero durante las ruedas de prensa mañaneras, la familia de Mario Aburto solicitó al presidente de México Andrés Manuel López Obrador, reabrir el caso, quien por su parte se dijo dispuesto a leer el contenido del escrito, compartirlo con la Secretaría de Gobernación y ver qué procede desde el punto de vista legal.