Claudia Sheinbaum firma Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua
Las noticias sobre el impacto de la nueva cepa Ómicron no son nada halagüeñas. Cada día se presenta en muchos países del mundo, incluyendo el nuestro, con un nuevo récord en el número de contagiados. Aunque hay reconocimiento de que la nueva cepa es menos agresiva que sus precedentes, su mayor poder de contagio significa un crecimiento exponencial, además de que el riesgo es considerablemente mayor en la población no vacunada.
Que la letalidad de la Ómicron sea menor que la Delta o Alfa no significa que no sea peligrosa en extremo, por su poder de contagio y los efectos en la población no vacunada. En todos los países, México incluido, se advierta una nueva crisis hospitalaria. Los decesos también registran un repunte. Acelerar la vacunación es la vía más segura y confiable para transitar hacia un mejor estadio en salud pública.
La pésima gestión gubernamental de la crisis sanitaria no se ha traducido en un reclamo siquiera menor de la población. En un principio, el presidente López Obrador bajó en su aceptación para regresar nuevamente a cifras elevadas. Hugo López-Gatell, responsable institucional en la lucha contra la pandemia, tiene muy buena aceptación. El mal manejo gubernamental no es tema de opinión. Los números así lo demuestran, al igual que todas las calificaciones internacionales que aluden al desempeño de los gobiernos en la pandemia.
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