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JOQUICINGO, Edomex, 22 de septiembre de 2017.- Parece zona de guerra. Casas derrumbadas, escombros por todas partes, adornos desvanecidos, militares en labores de rescate y prevención de mayores desgracias.
Tan sólo entrar a la zona afectada se percibe el olor a muerte, el sentimiento de luto y los rostros de los lugareños son un reflejo de tristeza, preocupación e incertidumbre. No es para menos, centenares perdieron su patrimonio, el techo donde forjaban un futuro para sus hijos. Muchísimas ilusiones se cortaron de tajo y se volvieron inciertas.
El asteísmo de esperanza es que ayer jueves el gobernador Alfredo del Mazo Maza acudió a esta zona y ordenó apoyo extraordinario. Costará millones recuperar las pérdidas materiales y el luto generado el 19 septiembre pasado permanecerá por años, será un día imborrable en la historia y en la memoria de este pueblo sureño.
Una zona que tienta a ser una fotografía de guerra Un salón de clases de la primaria “León Guzmán” sirvió para orquestar con precisión la estrategia táctica para levantar este municipio, el cual fue duramente devastado por el sismo registrado el martes pasado. Elementos militares, municipales y estatales se ordenaron para salir de esta crisis con precisión en aras de salvar a la mayor parte de la población.
Un total de cinco grupos fueron armados con instrucciones específicas: el velar por la seguridad de los habitantes. Miembros de Protección Civil, del DIF estatal, de la Sociedad Mexicana de Ingenieros, de la Secretaría de Movilidad, y la Junta de Caminos fueron distribuidos en los cuatros barrios de la zona de desastre.
La estrategia transversal procurará el apoyo de los 12 ingenieros, quienes verificarán el estado de las viviendas con ayuda de drones, mientras que los miembros de la junta de caminos acarrearán los escombros con camiones. En este esfuerzo la seguridad correrá en manos de Protección Civil y el Ejército Mexicano, quienes fueron dispersados en la zona ante la prevención de posibles derrumbes. Un representante del sector salud indicó que también se sumarían a las cuadrillas, pero advirtió de la soltura de cables de teléfono y peligro de resbalar por el lodo, por lo que invitó a implementar medidas de seguridad para los asistentes y voluntarios.
Una vez pactada la estrategia, todos estos especialistas fueron vestidos con chalecos verdes con los que se identificarían y comenzarían el rescate.
A pesar de haber sido censado el 65 por ciento de las viviendas, es necesario el apoyo de Protección Civil con los dictámenes que validen la posible demolición de los inmuebles o en su caso, reconstrucción.
En las calles lo único que se ve es tristeza por las casas caídas, patrimonios enteros que fueron destruidos en cuestión de minutos; pero al mismo tiempo la solidaridad de los voluntarios, vecinos, autoridades y este grupo de especialistas brinda esperanza en un cielo gris que amenaza con una fuerte lluvia, quienes arriesgan su vida en los trabajos de limpieza con palas, picos y maquinaria pesada.
Brigadistas voluntarios se han sumado a la remoción de escombros en la zona devastada, recolección y distribución de víveres, pero esta estrategia casi militar espera ayude a los pobladores en una zona que tienta a ser una fotografía de guerra.
Al haber sido cuestionada la alcaldesa Alma Delia Pallarez que si éste sería el búnker que salvaría a Joquincingo, respondió firme, “así es”.