Consumo de los trabajadores mexicanos esencial en EU
MORELIA, Mich., 10 de julio de 2018.- Doce horas. El cielo sigue nublado. Una corriente de agua, ya más tranquila, sale del desagüe y corre hacia la plaza principal de la colonia Quinceo, hasta hace poco un pueblo dentro de la mancha urbana al Noreste de la capital michoacana. Una zona marginada, de las que entran en las estadísticas de pobreza y son visitadas durante campañas políticas y olvidadas después.
El sol pega al mediodía, y queda aún más clara la tragedia, producto de la refriega que se llevaran decenas de familias en esa zona por una tromba que sorprendió en la madrugada, dejando perdidas materiales, muchas.
Entrando por la avenida Ex hacienda de Quinceo todo parece normal, pero solo basta avanzar unos 200 metros más para empezar a vislumbrar el desastre. Ahí, cientos de policías y militares, autoridades estatales y municipales, evalúan el daño. Unos controlan el tráfico, otros hablan por radio, y otros más apoyan de manera directa a los afectados, sacan escombro de las casas.
Al adentrarse en las calles se empiezan a ver los daños de inmediato y a brotar las historias. Las personas con palas y lo que tienen a la mano, sacan los escombros y el lodo de sus casas y los van acumulando en cerros, los cuales se van acumulando en medio de las calles. Los vecinos se han organizado desde la madrugada para hacer brigadas y empezar a ayudarse entre ellos mismos. “¿Dónde están los pinches candidatos?”, grita molesto un señor que lleva una carretilla con escombros. “¿Dónde está Alfonso, ¡ya casi es la una y ni se ha parado por aquí!”, expresa igual de enojada una señora haciéndole segunda al vecino.
La molestia se extiende
Entre los escombros hay otras víctimas; animales de granja y perros. Sus restos forman por igual las pilas de escombros y basura, las imágenes son tristes.
Ezequiel Guzmán, un hombre de la tercera edad, está en casa de su hijo ayudando a las labores de limpieza. Explica que la lluvia los sorprendió a todos en la madrugada, porque creyeron que era una simple lluvia; nunca imaginaron que terminaría en una desgracia.
Mayra Méndez, otra de las víctimas de esta tragedia, relata que solamente escucharon que empezaba a llover, y de pronto ya la calle era un río, porque la corriente estaba muy fuerte y se empezó a meter el agua en las casas, de inmediato comenzaron a rescatar lo más posible. Pero la desgracia más fuerte está cuadras arriba, dicen los vecinos. En otras colonias vecinas como Presa de Los Reyes donde se rumora han desaparecido dos niños.
Caminando una calle más, efectivamente la tragedia es mayor; las pérdidas son totales en algunas casas e incluso hay vehículos que fueron arrastrados hasta estos lugares, se metieron a las casas e hicieron la tragedia mayor. Son las 2 de la tarde, el cielo empieza a nublarse aún más. Si uno mira hacia el Norte de la ciudad, las nubes se ven más oscuras y cargadas de agua.
Los vecinos lo saben y tienen miedo, saben que más tarde probablemente llueva, y la posibilidad de que caiga otra tromba parecida a la de ayer, es muy alta.