Poder y dinero
¡EL PRI ESTÁ VIVO…! PERO LO PUEDEN MATAR.
Todos, o casi todos, lo dan por muerto.
Dicen que la menguada popularidad del presidente le pasará la factura en las elecciones de 2017 y, luego, le cobrará en los comicios presidenciales de 2018, en donde –muchos aseguran–, el PRI perderá la elección.
Otros sostienen que Enrique Peña pactó la derrota del PRI en el Estado de México –supuestamente a favor del PAN–, a cambio del presunto acuerdo de protección, luego de 2018.
Y no faltan los que aseguran que la elección mexiquense será sólo de trámite, ya que el acta de defunción del PRI ya fue firmada, precisamente por el mexiquense Peña Nieto.
Lo cierto, sin embargo, es que en política nada está escrito y todo puede pasar, sobre todo cuando falta más de un año para la elección presidencial; cuando los candidatos de los principales partidos aún no se “decantan” y cuando nadie conoce la forma en que evolucionarán la economía y la relación de México y Estados Unidos; determinante para la presidencial de 2018.
Por lo pronto, el pasado sábado arrancó la maquinaria llamada PRI, cuando en la ceremonia por el 88 aniversario del viejo partido, Enrique Peña Nieto dio el banderazo de salida a los preparativos para 2017 y 2018; un par de elecciones que en realidad serán una sola.
Y ante el priísmo nacional en pleno, el presidente dijo lo que tenía que decir –y que era urgente que dijera de manera pública–, para acabar con las especulaciones sobre una supuesta derrota anticipada y pactada con el PAN en el estado de México.
Dijo que el PRI no pacta para perder y tampoco pacta derrotas adelantadas. Auguró “carro completo” para el PRI en 2017 y llamó a la suma de esfuerzos para un objetivo común; la victoria presidencial y, con ello, la defensa de las grandes trasformaciones. Se refería a la defensa de las reformas producto del Pacto por México, que el ilegal candidato López Obrador prometió revertir.
Y era urgente que Peña Nieto desmintiera la versión de una supuesta derrota pactada en el estado de México, porque manos interesadas insisten en sembrar entre la opinión pública la especie de que la presidencial de 2018 ya está decidida a favor del candidato ilegal de Morena, López Obrador.
Pero acaso lo más importante del mensaje presidencial fue el llamado de unidad al interior del PRI. Y no, no se trata de un recurso retórico y tampoco de un “cliché”. ¿Por qué?
Porque el desfondamiento del PRD que inició la Morena de AMLO, no se queda sólo en el partido amarillo y tampoco en el PAN. No, lo cierto es que a los estrategas de AMLO le importa incluir en la nómina de Morena no sólo a los traidores del PRD, sino a “peces gordos” del PAN, pero sobre todo del PRI.
En realidad el mensaje de Peña y la cuidada convocatoria al aniversario 88 del PRI, fue una llamada de atención al priísmo todo; líderes, secretarios de Estado, gobernadores y dirigentes, a los que veladamente les fue leída la cartilla de que el gobierno y su partido no tolerará traiciones.
Y es que, además del caso probado de Javier Duarte –que pactó con AMLO en la elección de Veracruz–, otros cuadros de primer nivel han sido tocados “por la mano del diablo”. Es decir, AMLO y sus estrategas van de casa en casa, del priísmo y el panismo, para convencer a “peces gordos” para que sigan la causa lopezobradorista.
En el PRI aprietan tuercas, ponen candados y mandan mensajes, para evitar que gobiernos estatales, dirigencias locales o cuadros nacionales sean tentados por el canto tabasqueño. Por eso el metafórico “no se equivoquen, el PRI no pacta derrotas”, de Peña Nito.
Y es que si el PRI aún está vivo –y nadie puede dar por derrotado a ningún partido–, los propios priístas lo pueden matar con una traición a favor de la Morena de AMLO.
Y un mensaje casi idéntico se produjo ayer domingo, cuando en Toluca el PAN oficializó la candidatura de Josefina Vázquez Mota al gobierno mexiquense. Al acto asistieron todos, o casi todos; Tirios y Troyanos, amigos y adversarios, y hasta se conoció un oficio en donde los inconformes con la designación de Josefina se desisten de toda acción legal contra la candidata del PAN al gobierno del estado de México.
Y es que en la elección mexiquense, el PRI y el PAN ensayarán sus cartas, sus fortalezas y, sobre todo, su capacidad para lograr la unidad interna que requieren para sobrevivir una de las más feroces batallas electorales de la historia.
Son tiempos de unidad en el PRI y el PAN. ¿Serán capaces de lograrlo?
Al tiempo