Contexto
El confinamiento de más de tres meses que llevamos por la pandemia, no sólo agravó la crisis económica sino que provocó una crisis sanitaria y a esto se le ha sumado sigilosa y perjudicialmente la crisis de carácter psicológico, mental y emocional a través de los ataques de ansiedad o depresión ya sea ésta pasajera, recurrente o permanente, leve o grave.
Mientras la atención se centra en la estadística pandémica del Covid19 y la carrera científica por encontrar su cura o vacuna, aumentan cada vez más los disgustos familiares por la falta de adaptabilidad de la presencia a la vez casi permanente de todos los miembros de la familia y/o escases de espacios o imaginación de cómo manejar el tiempo en confinamiento (muy aparte de la necesidad de trabajar, lo que complica mucho más las cosas).
Los ataques de ansiedad y de depresión en cualquiera de sus manifestaciones, que dicho sea de paso suelen ser desconocidas o imperceptibles para la mayoría de las personas que lo padecen y otras lo ven como algo ya habitual en ellos y por lo mismo no se tratan; siendo que eso no debería de ser así.
El desconocimiento del tema, la falta de información y lo multifacético de su manifestación y causas es lo que hace sumamente complicado su reconocimiento, su aceptación y por ende su tratamiento.
Esta es la nueva pandemia a enfrentar: la de los trastornos mentales; que avanza silenciosamente y sin prestarle aún mucha atención, se hará más evidente conforme la pandemia siga avanzando y más cuando ésta pase y comencemos a vivir una nueva realidad ya no igual a la que estábamos acostumbrados, y a esto hay que sumarle el desgaste acumulado de los meses de encierro y bombardeo confuso de la pandemia.
La reconfiguración mental a ésta, es lo que podría representar un serio problema de salud pública y que las autoridades deberían de estar ya visualizando: el qué y cómo hacerle. Porque todas las actividades humanas sufrirán cambios, otras desaparecerán y otras surgirán y se quedarán. Y así será durante un tiempo indeterminado en lo que se acoplan las cosas. Como dice el dicho: en el andar de la carreta las calabazas se acomodan.
Y es en éste proceso lo crítico del asunto, porque a la par comenzaremos a resentir con más fuerza los efectos negativos surgidos de la crisis económica y laboral pues habrá quienes no puedan más o les resulte muy difícil sortear éste proceso adaptativo.
Los expertos dicen que el desorden de estrés postraumático pudiera ser lo más recurrente en la gente; que no es más que una patología de los trastornos de la ansiedad. Y de hecho ya lo vemos en el comportamiento de la gente hoy en día e incluso en los trabajadores de la salud por obvias razones.
Ellos aseguran que el riesgo es más que latente y delicado, por lo que es importante ejercitar y generar una salud mental sana, hay que hacer lo necesario para fortalecerla y de ocuparse hay que buscar el acompañamiento de expertos y profesionales médicos si fuera menester.
Recuerda que si no cuidamos nuestra salud mental, se afectará nuestra salud física y por ende, nos más vuelve vulnerables ante las enfermedades.
“En defensa del estado de derecho y del orden constitucional”
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