Para contar
Vientos de discordia recorren el país.
Se perciben en todos lados.
El más notorio es el distanciamiento, eufemismo de rompimiento, entre el empresariado y el gobierno federal.
Siempre vimos en Carlos Salazar Lomelín a un hombre prudente al frente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Varios miembros de ese organismo cúpula sintieron la mano presidencial para favorecerlo en la elección y lo consideraban “muy tibio”.
Pero ese hombre antaño dócil ha endurecido su mensaje y ayer acusó a ya saben quién de haberles cerrado las puertas de Palacio Nacional.
El será el único responsable, acusó, de más del millón de empleos por la actual crisis, la falta de atención con un plan coherente y un producto interno bruto tal vez hasta de menos 10 por ciento.
Salazar Lomelín ha sido orillado, si no a la radicalización, al menos a alzar la voz en busca de una respuesta por varios organismos.
Desde Quintana Roo hasta Jalisco sobran ejemplos de empresarios restauranteros, de de turismo, exportadores y otros sectores decididos a romper con el CCE.
REVOCACIÓN IMPOSIBLE
No es una historia nueva.
El mayor enfrentamiento del gobierno con los empresarios se dio con Luis Echeverría, pero esa situación se dio en su último bienio.
Hoy sucede cuando apenas estamos en la cuarta parte del sexenio recortado, pues el nuevo presidente tomará posesión el 1 de octubre de 2024.
El discurso oficial habla de revocación de mandato, pero no se ha creado el marco legal para, en el supuesto, darle viabilidad.
Con ese vacío legal, no tiene mucho sustento el comentario externado por varios empresarios, al cual aludió Carlos Salazar Lomelín en los siguientes términos:
“Dentro de un año y pico tendremos la posibilidad, porque así lo manifestó ahora nuestro Congreso, y hacer una revisión democrática, un rechazo de mandato. Ahí es el momento. Si alguien cree que esa es la forma, por favor organícense”.
Falta mucho para especular un final así, pero se reproduce porque aquí simplemente se trata de los peligrosos vientos que soplan en la geografía patria.
EL SENADO EN LA CRISIS
1.- El Senado de la República entró a escudar al gobierno ante tantos cuestionamientos.
El jefe del control político, Ricardo Monreal, respaldó la decisión de negar créditos fiscales o reducción de impuestos y de cobros en bienes y servicios públicos.
Pero fue más lejos en su propuesta de austeridad: sugirió una reducción temporal de 30 por ciento en viáticos y salarios de los niveles altos de la burocracia.
La medida afectaría también a senadores y diputados con una merma de 50 por ciento en las dietas, eliminación de aguinaldos y la mitad de ayudas económicas a los grupos parlamentarios.
Y 2.- pero hay posiciones irreconciliables.
El lunes la oposición priísta, panista y perredista –Miguel Angel Osorio Chong, Mauricio Kuri y Miguel Mancera– hicieron una propuesta económica mayor.
Justo lo contrario de lo planteado desde Palacio Nacional porque las considera neoliberales, pragmatismo, prácticas del pasado “sepultadas por la historia”.