No alcanza
TRIEÑO DE LUTO, SANGRE, CORRUPCIÓN Y RETROCESO
José Miguel C. Núñez Núñez
El resultado electoral de este 6 de junio indicará si México restablece nuevamente el calendario y el horario presidencial. Al parecer no. Hay que esperar a los resultados oficiales y a la definición de cómo estará integrada la Cámara de Diputados federal.
Hace apenas poco más de 35 años, no había elecciones libres en México. Ahora nuevamente se pretendió regresar al control electoral que se tenía desde presidencia de la República, aderezado con la violencia criminal que reina en México, como nunca antes.
Este pendiente del gobierno federal: la paz, la seguridad pública, la protección de la vida, a casi tres años de asumir el mando y a pesar de estar militarizando al país, es algo muy grave para el país, cuanto más para las y los mexicanos. Con otro agravante: el comandante supremo de las fuerzas armadas de México, no ha querido encontrar el camino para una acción conjunta y coordinada en contra de la inseguridad y de la violencia, ya que desde el discurso presidencia mañanero se solaza en la diatriba de todo lo que el presidente considera sus “contrarios”.
En tanto el presidente no se asuma como el presidente de todas y de todos los mexicanos, no habrá paz ni seguridad públicas, tampoco habrá protección a la vida, pues él mismo abiertamente se coloca en contra de millones de mexicanas y mexicanos.
En este contexto, México no está democráticamente mejor de lo que estaba en el 2018 y no añoro para nada el 2018, en todo caso desearía que hubiéramos avanzado ya más en la ruta de la democratización del país. Pero no es así. En materia de derechos políticos y de derechos humanos, México está en franco retroceso, en el presente 2021.
El número de muertos por la violencia de la delincuencia organizada y el número de muertos durante las campañas electorales, han escrito con sangre esta primera mitad de la administración lopezobradorista, en tanto él mismo le ha restado importancia, como ocurrió con la tragedia y las mexicanas y mexicanos muertos, que se trasladaban en la Línea 12 del Metro, el pasado 3 de mayo.
Al restarle importancia, ha ocurrido, está ocurriendo moral y éticamente otra desgracia: para el poder público, no hay límites. Si mueren compatriotas por fallos en la administración de la línea de transporte público más importante del país, que no solo de la ciudad de México y no pasa nada, estamos entonces frente a la entronización en el poder público de la irresponsabilidad impune, de la complicidad protegida por el manto del Tlatoani. ¡Esto es corrupción!
“La administración obradorista ha cometido errores, varios de ellos graves, y el estilo personal del tabasqueño… Tal poder concentrado en México en la siempre personalísima figura del ocupante del Poder Ejecutivo federal…” (Julio Hernández López. La Jornada. 2.06.2021).
Lo apuntado por Julio, el Astillero de La Jornada, es precisamente el origen de todos los males de la administración lopezobradorista, que pretende aplicar en el siglo XXI, un viejo principio: “El poder, no se comparte”, va contra la historia y contra el futuro de México, pues está dejando sin futuro a las nuevas generaciones de mexicanas y mexicanos. Trágico: muchos ya no tuvieron futuro. Murieron. Por el narcotráfico, por la falta de medicinas, por falta de vacunas y por el Covid-19. Así como decenas, si no es que centenas de miles de pobres, los que han muerto.
Para desgracia de México, a pesar de que han muerto centenas de miles de pobres, seguirá habiendo más pobres, con las medidas económicas y políticas adoptadas por el gobierno federal. ¿Será por eso que el propio presidente López Obrador alardeó que la pandemia le había caído como anillo al dedo? En tanto al haber más pobres, tiene asegurado un electorado creciente.
Desde luego para México, no son buenas noticias tener más pobres.
En tanto no se corrija el rumbo del país, seguirá habiendo fallos en los servicios públicos como el ocurrido en la Línea 12 del Metro; seguirán faltando medicamentos, vacunas y servicios médico-hospitalarios; seguiremos teniendo una educación en retroceso y seguirá habiendo violencia e inseguridad pública.
El resultado electoral de este 6 de junio, no debe llevar a echar las campanas a vuelo, por el contrario, debe llevar a la reflexión de lo que el Astillero de La Jornada está considerando, que se han cometido errores graves y el poder concentrado.
Debe llevar a terminar con la polarización entronizada en las mañaneras, en tanto todas y todos somos mexicanos, con derechos y garantías.
Pues resulta pueril, seguir utilizando términos clasificatorios, que son verdaderas violaciones a los derechos humanos y altamente discriminatorios. Decir que los contrarios al presidente son fifís, cuando el gabinete presidencial y la mayor parte de sus superdelegados, caben en la descripción de tal epíteto.
En aras de hacer valer la política, como el instrumento, ciencia y arte de la convivencia y del ejercicio del poder, en lugar de seguir explotando la animosidad popular mediante el exceso de verborrea en contra de la corrupción, se debe proceder conforme a derecho, en contra de las y los corruptos. Hasta el momento, la presente administración no ha procesado ningún caso por dicho delito. Los casos Odebrecht y Rosario Robles, no son casos iniciados durante la 4T. ambos iniciaron antes de diciembre de 2018. Y aún no hay sentencia. Urge pasar de los dichos a los hechos, de lo contrario más tarde que temprano la gente se va a dar cuenta que nuevamente la hicieron creer y no hicieron nada en contra de la corrupción, pues esta sigue y goza de cabal salud, gracias a la impunidad que reina en todo el país.
Si de verdad se quiere que la segunda mitad de la presente administración federal, ya no sea de luto, sangre, corrupción y retroceso, se tiene que restablecer la comunicación y escuchar a todos los sectores del país, para que juntos encuentren los mejores caminos para recuperar la paz y la seguridad pública, proteger la vida, que haya suficientes medicamentos, mejores servicios de salud, de educación y sobre todo, empleo y más empleo.