Poder y dinero
“¡Triste época la nuestra!
Es más fácil desintegrar un átomo
que un prejuicio”
Albert Einstein
El futuro ya nos alcanzó, ya está aquí. No lo vimos llegar porque estuvimos y todavía muchos están confinados. Bueno, muchos si lo vieron llegar, se introdujo a sus casas, a través del Tele-trabajo, Word at home, Office home, Educación en línea, Telemedicina, etc.
En realidad, ya había llegado, pero no se había socializado tanto. Las maquiladoras fueron las primeras en generar amplias redes productivas en las casas de sus “operarios”.
Desde la prehistoria, familias enteras fueron y siguen siendo proveedoras de sus satisfactores o de mercados indistintos, cercanos o lejanos.
El tema aquí y ahora, es que el gobierno de México debe de tomar una decisión crucial para el futuro de México, es decir, para las y los mexicanos de hoy y de los que están próximos a nacer. Sobre todo por los más pobres, si de verdad interesa la mayoría de población siempre castigada por decisiones erróneas desde el poder, en el pasado y en el presente.
Independientemente de que ya estamos instalados en la crisis económica más grande de toda la historia, no como resultado del Covid-19, éste solo vino a agregarle una mayor complejidad, pues como lo vimos en la anterior colaboración, desde el 2019, sin Covid, la economía nacional se empezó a caer y conjuntando tanto la caída de la economía mexicana antes del Covid-19 y las secuelas que dejará el propio virus, hay y habrá 10 millones más de pobres, que los que había en 2018.
Lo que demuestra una vez más, que la pobreza y la desigualdad, son producto de políticas públicas erróneas, como las que ocurrieron en la época colonial o durante todo el siglo XX.
México tendría que estar ya, en plena transición energética. Y no lo estamos. Seguimos pensando que Pemex puede ser lo que relance la economía del país, cuando el mundo está acelerando esa transición energética, aprovechando el desplome en el consumo del petróleo.
Tal tendencia mundial, pareciera que en México no se sabe, pues en 2019 se invirtieron recursos cuantiosos a Pemex, se siguió haciendo en el presente 2020, a pesar de estar perdiendo todos los días, más de seis mil millones de pesos, y aún así se están presupuestando más recursos para Pemex en el 2021. Pemex fue lo que sostuvo a México el siglo pasado. En el siglo XXI, ya no podrá ser.
Para 2035, se reducirá el consumo del petróleo 20 por ciento. Para ese mismo año, el 80 por ciento del transporte público será eléctrico y la mitad de los vehículos que fabriquen las armadoras automotrices, serán también eléctricos.
Desarrollar alternativas energéticas en México, está demostrado que si es posible. No hacerlo, no solo es atentar contra el futuro del país, es atentar contra la independencia energética de México. El tema es que se genere un mercado con múltiples energías y con múltiples empresas también. Si se pretende desarrollar para el caso de las energías renovables, una sola empresa, se cometerá el mismo error que ocurrió al crear Pemex, al igual que sucedió con Telmex.
A estas alturas, pensar, creer, que un monopolio o los monopolios son la mejor opción, es no ver la realidad de lo que ha pasado en México y en el mundo, con ese tipo de empresas. Está demostrado que siempre es mejor, para los países y para la gente, para los más pobres, que haya competencia, en tanto esta obliga siempre a buscar las alternativas para ofrecer mejores productos y servicios, al menor precio.
Igualmente está demostrado que los monopolios, convienen a los gobiernos, porque les permite un mayor control, no solo económico, también político y social. Todo monopolio siempre será sinónimo de corrupción, al igual que realizar compras y contrataciones públicas, sin licitación. Todo esto siempre ha provocado más pobreza, menores ingresos para la gente que trabaja y para el propio gobierno, pues llega un momento en que no tiene a quién más, cobrar impuestos. Al acabar con la competencia, se reduce el número de empresas, al reducir éstas, obvio, se reduce el número de trabajadores, aumentando el desempleo y todo los demás problemas sociales.
Si de verdad se quieren cosas mejores para México, para las mexicanas y los mexicanos, para los más pobres, urge empezar a parar ya la sangría económica del país que se está dando en Pemex y en Comisión Federal de Electricidad, para invertir más y en serio, en energías renovables, así como en gas, pero ya no en petróleo.