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Fedor Dostoievski escribió que “el hombre que se miente a sí mismo y escucha su propia mentira llega a un punto en el que no puede distinguir la verdad dentro de él”; una máxima que se aplica a la estrategia del Señor Presidente Enrique Peña Nieto de ocultar la realidad del país, de mentir y pretender hacer creer que gobierna a un México que se parece mucho al paraíso; la campaña de difusión y su mensaje con motivo del quinto informe de gobierno, es simplemente la receta que ha usado en toda la administración desde que llegó al poder.
Los vicios ocultos del informe presidencial, hacen temblar a toda una Nación.
Un Informe que no dice la dura realidad que padece la población de este país, que se enfrenta a situaciones políticas, sociales y económicas cada día más preocupantes, lamentables y sí, aunque suene drástico, también vergonzosas.
Corrupción, impunidad, ineficiencia y la simulación de “buen gobierno” que se realiza a través de los medios de comunicación, son la respuesta del Ejecutivo federal a los graves problemas nacionales que se padecen y que él mismo ha generado con sus fallidas políticas y reformas.
El Presidente dice con relación al renglón económico, que sí hay crecimiento del país y que éste se ha reflejado en el Producto Interno Bruto, PIB; pero no dice que dicho crecimiento, es inferior al de los últimos 4 sexenios; tampoco dice que ese supuesto logro, solo ha beneficiado a unas cuantas personas y familias, mientras la inmensa mayoría de la población del país cada día es más pobre. Estamos en presencia de una situación en la que pocos, muy pocos, se hacen cada vez más ricos, en tanto que el grueso de la población empieza a carecer de lo más indispensable.
El deterioro de los niveles de vida de la gente de este país se nota diariamente sólo con salir a la calle; una población impotente y expuesta a los caprichos e intereses de los gobernantes; un pueblo que no tiene ni voz ni voto en las grandes decisiones nacionales como ocurrió con la reforma energética, por citar un ejemplo; ¿México Próspero?; ¿2.2% de crecimiento económico sostenido? Pregúntele a la gente lo que piensa de ello.
Las letras chiquitas del informe que nadie puede leer porque sencillamente no aparecen; temas que no le merecen al Presidente mayor atención en sus “espectaculares” mensajes, como la corrupción, los gobernadores fugados, otros detenidos pero no sentenciados, siendo los actores protagonistas de una farsa de procuración e impartición de justicia, dónde el pueblo es burlado entre risas y huelgas de hambre light.
Un informe sin los nombres de los acusados públicamente de recibir sobornos del caso Odebrecht, ni de los involucrados en las denuncias de la red de corrupción entre el PRI y la empresa OHL. Un informe repleto de socavones de datos reales y ausencia de autocrítica porque nadie es verdaderamente responsable de perseguir la impunidad y la corrupción, ni siquiera el Sistema Nacional que se dijo sería la panacea para terminar con tan nefasto mal. EPN, pretende ahora también, a toda costa, dejar a su #FiscalCarnal, amante de los Ferraris, por nueve años para protegerle las espaldas.
El Ejecutivo dejó muchos temas sin informar y los que sí expreso están sesgados, manipulados a conveniencia de él y su grupo en el poder; “que ya no se hable de corrupción en México”, increparía recientemente a un empresario, uno más, de los que han dicho ya no estar de acuerdo con su hasta hace poco salvador del país.
El quinto informe de gobierno que no tuvo espacio suficiente para explicar quién compró y utilizó el programa Pegasus para el espionaje gubernamental a políticos, activistas, periodistas y defensores de derechos humanos. Al Presidente simplemente no se le hizo trascendente informar del por qué solo este año, 9 trabajadores de la comunicación han sido asesinados y 38 durante su sexenio.
Los temas ausentes en el informe presidencial se cuentan por decenas; tampoco nos habló con claridad de las razones que llevaron a su gobierno a la deuda pública más alta de la historia de México, que se ha incrementado en los últimos 5 años, en más del 40 por ciento.
El ciudadano Presidente no le cuadran sus cifras en cuanto a la inseguridad y el bienestar de la población; está más ocupado por cambiar las fórmulas de medición de la inseguridad y la pobreza para que sean menos desastrosas a su conveniencia, que detenerse a investigar con eficiencia los más de 104 mil ejecutados durante su administración.
Peña Nieto nos va a heredar una sociedad expuesta, más que nunca, a la delincuencia organizada que no ha parado de crecer y donde sus políticas públicas en materia de seguridad, han tenido nulos resultados y sonados fracasos, entre otros, más de 30 mil desaparecidos en el sexenio; el caso Ayotzinapa, una desaparición forzada de 43 estudiantes, aún sin resolver después de casi tres años, y su llamada “verdad histórica”, que solo vive en su mente.